El año del coronavirus se carga también el toreo en Venezuela

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Se espera que el 2021 no sea tan “descastado y marrajo” como lo ha sido para el toreo en Venezuela este 2020. Foto: Jesús “Cucú” Rincones

Poco o testimonial se pudiera decir que ha resultado estos últimos meses, con la
incertidumbre también que las primeras citas del calendario en suelo andino se vean condicionadas por la actual situación.

@rubenvillafraz

No es el mejor panorama de cara al futuro. Sí la situación era complicada, antes de la
pandemia, con numerosas plazas cerradas, a cal y canto, como es el caso del llorado
Nuevo Circo de Caracas, o la imponente Monumental de Valencia, la reliquia que significa
la Plaza de Toros de Maracay, o el abandono adrede de la Monumental de Maracaibo,
más lo ha sido en estos meses donde otras plazas de citas puntuales de la temporada
han pasado cerradas, sin poder abrir de cara a un número ya de por sí reducido de
festejos.
Los números que nos ofrece el acucioso cronista taurino emeritense, Víctor Eduardo
Ramírez “Vitico”, son un claro reflejo de lo que ha sido un año gafado desde marzo, donde
se activaría el régimen de cuarentena que nos ha traído hasta la fecha en una especie de
confinamiento domiciliario muy sui generis.
Solo siete, óigase bien, siete corridas de toros, las que se escenificaron en el año que
estamos a punto de dar carpetazo. Tres en San Cristóbal, otras tres en Mérida, y una
sola, en Valle la Pascua. Sintetizamos que dichos festejos mayores se escenificaron en el
marco de sus respectivas ferias, como son la de San Sebastián, Feria del Sol y Feria de la
Virgen La Candelaria.
De estos espectáculos, se tiene registro que hayan actuado 16 matadores de tres
nacionalidades distintas, en su mayoría nacionales. Así mismo 7 ganaderías se vieron
lidiar sus reses, de los cuales, 43 fueron toros y 10 fueron novillos, de las ganaderías San
Antonio, Rancho Grande, El Prado, Laguna Blanca, Juan Campolargo, Los Aránguez y
Los Ramírez
En el renglón de matadores, sería el taribense Jesús Enrique Colombo quien lideró el
escalafón con 5 corridas de toros toreadas, de las cuales cortó 10 orejas, indultó un toro y
salió cuatro veces a hombros, actuando específicamente en los ruedos de San Cristóbal y
Mérida en sus abonos. Por su parte, “El Fandi” fue el espada extranjero que más se
prodigó con dos tardes, ambas en Pueblo Nuevo, donde cortaría tres orejas.
Y el escalafón menor, es decir los novilleros, ha sido el más diezmado, con actuaciones
puntuales de jóvenes espadas como el merideño José Gutiérrez, quien en la Feria del Sol,
en el atípico cierre de esta, saldría en hombros, tras cortar dos orejas. El único que saldría
en volandas, donde dejaron buena tarjeta ante el aficionado el ecuatoriano Juan
Francisco Almeida y el peruano Samuel Calderón.
En síntesis, esto y poco más ha dado la fiesta brava por nuestros ruedos, entre lo más
destacado, haciendo votos extensivos para que en las próximas semanas se defina que

pudiera deparar ferias de enorme referencia e importancia, como es el hecho que en San
Cristóbal se haya anunciado toreros y ganaderías, con fechas puntuales para finales de
enero, pero a la par de cómo ha evolucionado la pandemia en el Táchira, se encuentren
en estos momentos en el aire ver su realización, como ocurre también en Mérida, en el
marco de la Feria del Sol, para las fechas del 11 al 16 de febrero, donde poco o nada se
ha dicho de esta, en la que ni siquiera, al amparo de las autoridades taurinas municipales
y estadales, no ha habido interés en incentivar el ambiente del lio del toro, a falta de poco
más de 50 días de llevarse a cabo.
Queda en el tintero el futuro así mismo que tengan otras arenas del país – ya reseñadas-
donde se ha coartado de plano ya por desinterés gubernamental, el mantenimiento, cuido
y provecho a unas instalaciones de un rico acervo cultural, que no del todo ha sido
entendido, ya sea por cuestiones ideológicas o interés económico de grupos animalistas
que han minado con un discurso tergiversado lo que realmente implica la fiesta brava en
las ciudades que culturalmente ha estado presente como seña de su identidad e historia.

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