Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora – https://enelcallejon.webnode.es/ – Web Aliada
Una vida entregada a su profesión de Torero, un hombre que se recuerda a cada momento por los valores impresos en su trayectoria: amor, respeto, responsabilidad, integridad, lealtad y honestidad, entre otros.
Ubaté – Colombia. Se pueden llenar cuartillas haciendo un recuento del legado de vida que tiene el hijo ilustre de Orduña, Viscaya Iván Fandiño Barros por varias razones: hijo, estudiante, deportista (“pelotari” pelota vasca), amigo, esposo, padre y torero, este último roll en el que más nos mostró y enseñó.
Muchos tendrán un concepto definido en el que pueden determinar la ejecutoria y expresión del Torero Iván Fandiño, pero sin presunción, estoy convencido que independiente al gusto en la forma, hay que destacar la expresión en su lealtad a lo que era vivir su profesión, no lo anunciaba en los medios de comunicación y redes sociales, lo manifestaba desde que pisaba las plazas con su sincera actitud, independiente de la categoría del coso, el respeto por el toro, el público y sus principios era latente, a juicio personal era de arrojo prudente y verdad manifiesta en cada detalle de la ceremonia taurina.
Dos diálogos sostuve con Iván Fandiño, uno en la Plaza la Macarena de Medellín y otra en la portátil de la ciudad de Lenguazaque, charlas objetivas, sinceras, sin justificaciones insulsas, realista sin medida, dejó ver siempre su sensibilidad humana y profesionalidad, manteniendo los valores del amor, respeto, responsabilidad, integridad, lealtad y honestidad por lo que hacía, eso reafirma esa frase reconocida en este pequeño y maravilloso mundo del toro, que “se torea como se es”, sin más ni más, eso es. Por ello comparto de nuevo con ustedes esta charla con él, creo la última alocución en medios dada en Colombia antes de su paseíllo celestial… Simple pero sentido homenaje.