Esta es la realidad de una televisión que pagamos todos los españoles y que minusvalora a los millones de aficionados taurinos.
15 días de estado de alarma y ni una palabra para el toreo en TVE: esta es la realidad de una televisión que pagamos todos los españoles y que minusvalora a los millones de aficionados taurinos.
De hecho, el pasado sábado Televisión Española, en su telediario de la edición de la noche, realizó un repaso por cómo están llevando el confinamiento diversos personajes del sector de la cultura como actores y actrices, escritores, cómicos… y, una vez más, olvidó al sector de la tauromaquia, que forma parte de este Ministerio.
Ni un solo segundo dedicó el ente público a ofrecer el testimonio de algún torero sobre cómo está pasando estos días de Estado de Alarma.
La triste realidad de TVE: 900 millones anuales, caída histórica de audiencia y ni un pitón
TVE se desploma sin toros. Es la dura y triste realidad de no ser justo con los millones de aficionados taurinos que hay en España y a los que les gustaría que la auténtica millonada que están obligados a pagar para sostener una televisión pública cada vez más en decadencia se destinase a cubrir dignamente su afición. Y ya va más de una década desde que no se hace, desde que se desprecia soberanamente a las seis millones de entradas que se pagan por temporada taurina en el país mientras se retransmite el partido de vóley-playa cuya audiencia es residual y cuya cobertura es millonaria.
Radiotelevisión Española se encuentra en los últimos años en una preocupante situación de parálisis, agudizada por el bloqueo político, que obliga al ente público a depender todavía de los Presupuestos diseñados en 2018 por Cristóbal Montoro cuando era ministro de Hacienda. Aquel Gobierno redujo la partida destinada a la corporación audiovisual pública de los 1.200 millones de euros de los que dispuso en 2010 a poco más de 900 millones en 2018 y en el actual ejercicio.
Pero lo más grave es que la audiencia de RTVE se ha desplomado en los últimos tiempos a mínimos históricos, con cotas por debajo del 10% de la cuota de pantalla la mayoría de las noches en horario de máxima audiencia. Y sin dar toros. El telediario, que siempre ha sido el líder, ahora queda en tercer lugar, tras los informativos de las dos grandes cadenas privadas, Antena 3 y Telecinco.
La última corrida retransmitida por esta cadena fue en 2016, incumpliendo así su acuerdo de retransmitir al menos dos corridas anuales en abierto. En ese año sólo lo ha hizo con un festejo, el protagonizado en solitario por Miguel Ángel Perera en Albacete y en beneficio de ASPRONA.
A lo mejor, con toros, además de ser justos con los millones de aficionados que católicamente pagan sus impuestos, se lograban remontar parcialmente esos datos: la corrida de Valladolid emitida en 2012 logró un seguimiento del 12,7 % frente al 10 % en el que se movía el canal por aquel entonces; y un año después, el festejo retransmitido desde la plaza de toros de Mérida logró un 10,8 %, duplicando las cifras obtenidas por el canal el domingo anterior.
Para más inri, TVE sigue tapando la realidad del toro bravo
Por si fuese poca la marginalidad con la que se trata a un espectáculo de masas como es el toreo en una televisión pública, la información en TVE que se ha ofrecido este mes sobre él en la Cumbre del Clima calla rotundamente sobre la realidad que el toro bravo tiene para el mantenimiento de las dehesas, pieza clave en la lucha contra el cambio climático. Quizá, se trate de la mejor defensa que puede ofrecer Iberia hoy día en el plano internacional para esta lucha. Y el toro bravo es su más importante fortín para sostener este tipo de ecosistema.
Sin embargo, Televisión Española, en su empeño por difundir en el Telediario la dehesa como ejemplo de sostenimiento ecológico para la lucha contra el cambio climático ofreció varios ejemplos que ayudan a su perduración. Entre otros, el de los productores de corcho de alcornoque o la cría de ganado manso. Ni una palabra para el toro bravo. Ni una.
Ni una palabra para las 529 fincas vinculadas a 360 ganaderías sólo de la Unión de Criadores de Toros de Lidia. Ni una palabra para las 280.450 hectáreas que engloban más de la mitad de los animales censados en el campo bravo.
El silencio de la cadena de todos ante la realidad que supone la crianza del toro de lidia para el sostenimiento de este ecosistema es intolerable. Porque entramos en el terreno de la parcialidad, del ocultamiento, del silencio ante una realidad innegable incluso por los grupos ecologistas subvencionados con millones de euros por el Estado.
Además de tener una caída acusada en sus audiencias y de no tratar por igual a los aficionados a los toros que a los del resto de espectáculos, TVE calla sobre la realidad del toro bravo contra el cambio climático.