“Puede que algunos piensen que lo que ocurra allí sea tema menor, pero en estos tiempos de
amenazas no lo es. Perder, o ceder terreno a los contrarios en cualquier campo de batalla, y en
cualquier país taurino, es dar un paso más hacia la derrota final. Y eso, bajo ningún concepto, se
puede llegar a permitir”
Redacción: 6Toros6
Si hace unas semanas mostraba en esta columna mi preocupación por el futuro de la Fiesta en la emblemática plaza de Campo Pequeño de Lisboa, ahora, por las últimas noticias que
nos llegan desde la capital de Portugal, al menos podemos abrir una ventana a la esperanza al saber que el nuevo propietario de tan emblemático escenario, el productor y empresario musical Álvaro Covoes, ha convocado un concurso para la programación de seis festejos taurinos en dicho coso.
Un número notablemente inferior al que componía el grueso de la campaña lisboeta en los últimos años, lo que no deja de ser un rasgo negativo de esta convocatoria, pero que, de
entrada, demuestra que el toreo podrá seguir teniendo vida en Campo Pequeño. Las sospechas primeras de que definitivamente los toros pudieran quedar relegados como gran oferta cultural y de ocio en Lisboa hubiese sido nefasto, y mucho más después del trabajo
realizado allí desde la reinauguración de la plaza.
Esa primera incógnita se ha despejado, aunque, naturalmente, seguirán siendo varias las preguntas a las que se tendrán que ir dando respuesta en los próximos días hasta la resolución definitiva de la propuesta lanzada por Covoes.
La programación se recorta, y una vez alcanzado un acuerdo entre las partes, los festejos se deberán desarrollar en verano, desde el 15 de junio al 15 de septiembre. Igualmente
será tema fundamental cumplir con la exigencia económica que se pide por parte de los
nuevos propietarios, y que no es pequeña, ya que se establece un canon mínimo por corrida de 29.850 euros más IVA. Podrán concurrir empresas con más de tres años de existencia y con experiencia en la programación de espectáculos taurinos en Portugal. De tal modo, la oferta económica pesará mucho en la decisión final. Lo lamentable es que no se haya querido contar con el trabajo y la experiencia del anterior equipo.
Esta propuesta de los nuevos propietarios hay que tomarla por el lado positivo, ya que, una vez resuelto el concurso, o la subasta, mejor dicho, la continuidad de los toros en Lisboa será una realidad. Pero habrá que atar mucho los cabos, y afinar enormemente en la programación de esos seis festejos para que tengan el atractivo suficiente. La asistencia
masiva de aficionados justificará por encima de todo la buena salud de los toros en esa plaza. Interpretándose peligrosamente todo lo contrario si no lo es. La subida del IVA a los
espectáculos taurinos, esa medida antitaurina en connivencia y con el consentimiento del
gobierno socialista portugués, tampoco ayudará mucho, por lo que, insisto, la cartelería
deberá de ser muy atrayente para el gran público, lo que también obligará a que el presupuesto de la temporada será elevado una vez satisfecho el canon por corrida.
El próximo 23 de marzo se sabrán las ofertas recibidas y se irá perfilando todo un poco más. Pero quienes desembarquen en Campo Pequeño deberán de tener muy claro la trascendencia que tendrá su gestión, y la importancia del escenario donde se mueven. No son buenos tiempos desde el punto de vista económico, por lo que el equilibrio deberá de ser fundamental en quienes organicen esos seis festejos. La pena es que esta reducción, y al hablar de manera genérica de “seis corridas de toros”, eso provoque que la atención prestada por la anterior empresa a los nuevos valores del toreo a pie portugués quede relegada. Contar con las figuras del rejoneo, portuguesas y españolas, tendrá que ser casi imprescindible, y no dejar atrás la participación de algún matador de toros también debería de ser considerado prioritario para que la lidia a pie, que tan buena acogida ha tenido en los últimos años allí con la presencia de algunas figuras españolas, no se pierda. Todo deberá de ir encaminado a la brillantez inmediata, pero sin perder de vista nunca como punto de partida el compromiso con el futuro de la Fiesta en el principal coso del país, pues la salud de Campo Pequeño significará la salud del resto de plazas de Portugal. Puede que algunos piensen que lo que ocurra allí sea tema menor, pero en estos tiempos de amenazas no lo es. Perder, o ceder terreno a los contrarios en cualquier campo de batalla, y en cualquier país taurino, es dar un paso más hacia la derrota final. Y eso, bajo ningún concepto, se puede llegar a permitir.