De «Tanane» a las «Luces de Rocío»

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“las luces de sus trajes son las luminarias que alumbran el sagrado nombre de Tanane”.

Los Castiblanco Vergel trajeron al mundo no solo hijos, sino «toreros de pura sangre».

Fotos: Julián Velazco – archivo familiar

Apenas era yo un niño y uno de los nombres que escuchaba con mucho respeto en el entorno taurino era el de “Curro Tanane”, mote dado a Héctor Julio Castiblanco Salamanca, en este ceremonial taurino que llega ser un ámbito litúrgico y tradicional, donde a los mayores se les respeta y máxime cuando ese representante de esta “iglesia” ha vestido de luces y “batallado” en las filas de los hombres de plata, luego de haber intentado buscar el camino a una alternativa que nunca despegó. Treinta años de la vida del hombre de la “perse” estuvieron dedicados al maravilloso mundo del toro, se hizo profesional de los palos y el capote en la Plaza de Cañaveralejo, en la ciudad de Cali – Colombia, en una tarde donde actuaron El Bogotano, Palomo Linares y Eloy Cabazos. Su familia se creó, creció y alimento de la fiesta, dejando de herencia a las siguientes generaciones por transfusión de sangre el amor por los toros.

Curro Tanane y doña Dora Vergel, cimentaron una familia muy tradicional del entorno de la capitalina Santamaría. Los Castiblanco Vergel trajeron al mundo no solo hijos, sino toreros de pura sangre; Cristian, Currito de la Cruz,

novillero; Ruth Mery, en los carteles Yuli la Cordobesa, novillera y César Augusto, El Pirri, banderillero. Ricardo Sarmiento, piquetero de mil “batallas” también suma en esta larga familia taurina, por ser primo de los hijos de Tanane.

Ya en el camino “los Tanane” tomaron diversos rumbos, Yuli la Cordobesa, encontró muchos tropiezos en su trasegar por las plazas de Colombia y llegó a ser novillera con picadores, actuando hasta hace unos cuatro años. Con el naufragio de no haber llegado a la anhelada borla de matadora, trajo al mundo a la Tatis, anunciada como Guadalupe Reyes, quien ya partió a la corrida celestial y que también quiso seguir los pasos del abuelo, el padre y por supuesto la madre, lidiando algunos becerros. Luego aparece en la senda Rocío Morelli, que, en contravía de los consejos de Yuli, quien ya había sufrido los avatares de la profesión, a muy corta edad ve en los toros un camino para su realización como mujer torera.

Rocío con tan solo doce años, cambia las muñecas por capotes y muletas, y los juegos infantiles por la preparación ardua y cotidiana de un torero, para ser una digna representante de una familia taurinísima. En 2008, con apenas 15 años, ya paseaba sus anhelos por las calles de México, en medio de la soledad que vivía al llegar sin compañía hacer parte de la Academia Taurina de Guadalajara. Su vida transcurría con esfuerzos, pero más con ilusiones, ilusiones que con esfuerzo ha venido consolidando. Becerros, novillos, amigos y des amigos pasaron por esos momentos de despegue en tierras manitas. Ya en 2009 actúa en Puerto Vallarta, y luego de transitar por numerosas plazas de México, Colombia, Ecuador y Perú, el 5 de noviembre de 2010 debuta con picadores en Cañaveralejo.

La tenacidad y los deseos llevaron a la niña torera a despuntar en un mundo evidentemente machista, y es que Rocío no ha sido ajena a las mezquindades de la competencia desleal, a rechazos por ser mujer o incluso a ser bajada de los carteles por la misma condición, lo que contrario a lo pensado, la han fortalecido. En 2014 llega a la Madre Patria donde consigue actuar en numerosos festivales. Afincándose en Madrid como centro de operaciones, Rocío Morelli en enero de 2017 tomó la alternativa en Duitama, días después de haber sido descolgada de un cartel importante en tierras venezolanas y casi que, con sorpresa por el doctorado, pero con la fe puesta en sus condiciones recibió la borla que la clasifica como la primera matadora de toros colombiana en doctorarse en el territorio nacional, pues en el pasado Morenita del Quindío había adquirido esa calidad en México. En abril de 2019 debuta como matadora España y en la actualidad viaja entre los países taurinos demostrando cada tarde en las plazas que visita, que es el fruto de una dinastía taurina y que “las luces de sus trajes son las luminarias que alumbran el sagrado nombre de Tanane”.

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