El autor data las primeras corridas a finales del siglo XV tras descubrir documentos que así lo revelan
Redacción: elmundo.es
El Catedrático de Literatura de la Universidad Complutense de Madrid, Gonzalo Santonja, presentó este martes en el Palacio Real de Valladolid las obras con las que data el origen reglado de la tauromaquia en el siglo XV. Dos obras que reivindican el pasado ancestral del toreo a través de documentación trabajada: «Tierras adentro. Andanzas y escrutinios por le país de la piel del toro» y «Los toros del Siglo de Oro. Anales segovianos de la Fiesta». El estudio de Santonja revela los vestigios con los que cuenta la tauromaquia moderna como el reconocimiento y denominación de los toros, la importancia del picador, el recorrido por las ferias de los protagonistas, los honorarios…
«TIERRAS ADENTRO. ANDANZAS Y ESCRUTINIOS POR LE PAÍS DE LA PIEL DEL TORO»
- ¿Cómo dio con los restos de la plaza de Almazán?
- Andando por Almazán estaba intramuros encontré una plaza con estructura rectangunlar. Me llamó la atención y fui al Ayuntamiento, al archivo, allí encontré papeles de finales del siglo XV y principios del siglo XVI. Aparecieron documentos en los que se reflejaba el funcionamiento de la plaza o como se reconocían los toros cuando llegaban a los corrales a pie desde el campo para su posterior lidia. No creo que esto que encontré lo inventaran allí. El sistema que imperaba en los municipios de Castilla.
Su otra obra, «Los toros del Siglo de Oro. Anales segovianos de la Fiesta», se centra en el descubrimiento del primer ‘empresario taurino’, ¿verdad?
- En Segovia di con algo apasionante en el archivo municipal. El Ayuntamiento contrató a Juan Pérez Borregón que fue el encargado de organizar los festejos taurinos durante más de 40 años. Estamos hablando del siglo XVII, con la fortuna de que este empresario lo apuntaba todo. Después el propio Ayuntamiento las elevaba a escritura pública por eso está todo conservado: todas las cuentas, las contrataciones, los trajes de torear, los honorarios. Otro aspecto que viene reflejado en estos documentos es que los toreros torean posteriormente en otras plazas o vienen de torear por lo tanto ya existía un ‘circuito’ de ferias. He cruzado los datos encontrados en Segovia con otros archivos y he podido ver como el mismo torero había actuado en varias plazas.
- ¿Qué queda de aquella forma de entender el toreo?
- Tenemos en la fiesta muchos aspectos heredados de la fiesta de entonces. Ya en el siglo XVII a los toros se les ponía nombre para ser lidiados, en muchas ocasiones se formaban carteles en terna como hoy. Ahí está el germen de la corrida moderna. De todas las corridas analizadas, sólo hay una corrida en la que coincide el toreo a pie con el toreo caballeresco, que se celebra en la Plaza Mayor de Segovia.
- ¿El picador era una figura clave?
- En aquella época, Salamanca contrató a un picador oficial de la ciudad: Francisco de Revilla. Imagínate la importancia que tenía. El corregidor de fiestas compró un buen caballo para que picara Francisco de Revilla que cayó herido. Aquello ocasionó un conflicto porque mientras estaba convaleciente, y seguían pagándole el sueldo así como la asistencia médica, se contrató a un sustituto. El propio ayuntameinto Por lo tanto hubo un tiempo en el que Salamanca tuvo dos picadores ay que Revilla ser recuperó antes de lo esperado.
- Pese a sus descubrimientos, ¿sigue contando con la de Béjar como la plaza más antigua de España?
- La plaza documentada que sigue en activo y está considerada la más antigua es la de Béjar. Hay documentos de 1707 que atestigua su uso así como de 1711. Hay plazas en desuso que son más antiguas, pero no están documentadas. También hay plazas camperas más antiguas.
Han pasado más de 50 años desde que José María de Cossío escribió su colección de Los Toros. Las técnicas son otras y Gonzalo Santonja está reescribiendo el origen de la tauromaquia tal y como la conocemos. El acto contó con la presencia del presidente de la Junta de Castilla y León, Fernández Mañueco, así como con la colaboración de los escritores Andrés Amorós y Juan Manuel de Prada.
