Con astados de Juan Pedro Domecq (1º y 4º), Núñez del Cuvillo (2º y 5º) y Victoriano del Río (3º y 6º), Perera pinchó una de sus grandes faenas en esta plaza y Ureña tocó pelo del segundo.
El mano a mano entre Miguel Ángel Perera y Paco Ureña llegaba, en la tarde de este 29 de septiembre, a la plaza de toros de Las Ventas dentro de la tercera de la Feria de Otoño. Se lidiaban astados de Juan Pedro Domecq (1º y 4º), Núñez del Cuvillo (2º y 5º) y Victoriano del Río (3º y 6º).
De Juan Pedro era el primero, un animal que no se empleó en la pelea en las varas de Ignacio Rodríguez. Bien Jesús Arruga y José Chacón pareando al animal, y Curro Javier lidiando a un toro incierto. Tampoco se definía el animal en el inicio de faena de Perera, que le recetó quietud y tiempos pausados a un toro que no rompió en sus telas. Aun así, dejó momentos al natural de bello trazo y, sobre todo, muy profundo. El toro no colaboró y finalmente todo quedó en silencio para el torero y pitos para el animal en el arrastre.
“Este brindis va por un torero que está llamado a ocupar un puesto importante en el toreo que se llama Javier Cortés: este brindis va por ti, torero”. Así fue el brindis de Paco Ureña a Javier Cortés del segundo de la tarde. Le cantó Madrid el inicio de faena al murciano, que dejó dos muletazos de pleno gusto y con la afición de su parte. En terrenos del tendido 7 ejecutó su faena Paco, que supo administrar perfectamente al toro después de que se cayese en el inicio de la lidia. Al natural llegaron grandes momentos del murciano, que mató de un soberano estoconazo que por sí solo valió el premio. Oreja.
Con aire antiguo saludó Perera al tercero, “Soleares”, de Victoriano del Río, hincando la rodilla en la arena y luego llevando por tijerillas al toro al caballo. Respondió Paco Ureña en el quite y luego por chicuelinas Perera. Brillantísimos estuvieron Javier Ambel y Jesús Arruga, que tuvieron que saludar. Pero se fue diluyendo la labor ante un toro que tuvo clase embistiendo pero poco empuje. Se vino muy a menos el toro, matando de pinchazo y estocada el matador. Silencio.
La paciencia fue la base de Paco Ureña y del público para aguantar la lidia del cuarto, un animal desagradecido que en ningún momento se entregó a la seria proposición de Paco Ureña. Embestidas deslucidas y silencio final para el torero, mientras que hubo pitos para el toro.
A pesar de que tenía un trote indefinido en los primeros tercios, las banderillas le vinieron bien al quinto del festejo, un animal de Núñez del Cuvillo que se le arrancó alegre a Miguel Ángel Perera en los primeros compases muleteriles. Bien y largo lo llevó Perera por la mano diestra, en la que estuvo profundo el extremeño. Se lo volvió a dejar venir de lejos en las siguientes tandas, en las que la emoción se adueñó del tendido por la mano diestra, ajustándose perfectamente en el trazo al viaje del toro. Fijeza y repetición del animal, al que aprovechó en esas distancias largas Miguel Ángel también al natural. Un auténtico espectáculo con el de Cuvillo: a más la faena y también la plenitud de Perera, que dejó detalles torerísimos en los finales de serie. De espanto las bernadinas finales ante el bravo animal… y la espada esfumó el premio final. Vuelta al ruedo al toro y al torero.
Entregado totalmente estuvo Ureña ante el sexto bis, de José Vázquez, que salió en sustitución del titular devuelto por falta de fuerza. Fue el de Vázquez un animal manso de libro, remiso a embestir con boyantía a la muleta del murciano y huyendo a tablas en todo momento. No obstante, aprovechó Paco la movilidad desclasada y violenta del animal para soplarle al hilo de tablas algunos compases gustosos.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas. Tercera de la Feria de Otoño. Corrida de toros. Lleno.
Toros de Juan Pedro Domecq (1º y 4º), Núñez del Cuvillo (2º y 5º, de vuelta al ruedo) y Victoriano del Río (3º y 6º).