Leonardo abre por décima vez la puerta grande

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Oreja para Diego Ventura y confirmación de Juan Manuel Munera

Redacción: Carlos Ilián – marca.com

Plaza de Madrid. Vigésima corrida. Asistencia: 23.630 espectadores (lleno). Toros de Cortés de Moura (6) que dieron en general buen juego para el toreo a caballo. Diego Ventura (5), una oreja y saludos. Leonardo Hernández (6).una oreja y una oreja. Juan Manuel Múnera (4), silencio y palmas.

La actuación de Diego Ventura ayer en Madrid nos recordó, inevitablemente, aquella profanación que un presidente cateto perpetró contra la historia de la plaza de Madrid el año pasado concediéndole al rejoneador hispano-luso un rabo, el segundo que se cortaba en esta plaza desde 1936. Ya se sabe que el otro, el de Palomo Linares, originó la destitución fulminante del presidente señor Pangüas.

Reconociendo la enorme calidad de Ventura al verle ayer a caballo en Madrid ante dos toros debidamente desmochados no podíamos dejar de darle vueltas a lo mismo: este caballista cortó un rabo que nunca cortaron Domingo Ortega, Manolete, Pepe Luis Vázquez, Luis Miguel Dominguín, Antonio Ordóñez, Antoñete, Curro Romero, Paco Camino, El Viti, JoséTomás y tantos otros autores de faenas memorables en Madrid.

La profanación ya está hecha y más vale ir a lo de hoy, es decir a lo de ayer en Madrid. Porque esta vez no hubo ni rabo, ni siquiera puerta grande para Diego Ventura que sin embargo demostró otra vez su jerarquía en el rejoneo especialmente en su segundo toro de la buen a corrida de Cortés de Moura. Ventura a los lomos de Sueño quebró con temple en los adentros y con Dólar puso su ya exhibicionista para sin bocado pero el rejón de muerte no fue su fuerte esta vez dejándose en el acero ese labrado triunfo.

El que se llevó el gato al agua se llama Leonardo Hernández que si estuvo acertado con el rejón de muerte lo que le valió una oreja en cada toro y su décima puerta grande, algo que solo dos o tres matadores de toros han conseguido a lo largo de la historia en Madrid. De nuevo el pecaminoso y ventajista contraste entre el toreo a caballo ante toros mochos y público de primera comunión y la lidia de verdad ante el toro en puntas y la exigencia durísima de los aficionados. En todo caso Leonardo aparte de su buen manejo del acero tuvo temple en la gestión de las distancias, con mucha exposición, y lo mejor lo realizó en el quinto con su caballo Eco en una espectacular demostración citando de largo y clavando arriba. La muerte fulminante del toro le valió la oreja y la salida en hombros.

Confirmó su alternativa Juan Manuel Munera que derrochó el entusiasmo y la ilusión de un debutante pero estuvo negado con el rejón de muerte, muy cerca de los tres avisos en el toro de su confirmación.

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