Fernando Robleño tras gran lidia da una vuelta al ruedo. Gómez del Pilar saluda dos veces y el novel Ángel Sánchez una. El fuerte viento, la casta y el genio de una dura corrida mantuvo la tarde en vilo.
José Escolar abrió el tríptico de homenaje al centenario encaste Albaserrada, y lo hizo en serio. Sus toros hicieron honor no solo a la efeméride sino a los blasones de su sangre. Ofensivos, armadísimos, en 548 kilos promedio, todos cárdenos, parejos, menos el terciado tercero que fue protestado de salida y ovacionado de arrastre. Cinqueño el quinto. Fieros y codiciosos, nada tontos, cuando encontraron gobierno lo reconocieron y lo premiaron con embestidas fijas y emocionantes. Cuando no, se insubordinaron, pese a que, aprovechando lo prontos y celosos que fueron con los caballos les pegaron muy duro. Aun así, avalaron todo cuanto se les hizo por la cara. La plaza que los vivió intensamente, lo entendió se les entregó, y premió tres arrastres con ovaciones. El ventarrón incesante, que descubría los toreros, puso una nota dramática más. Lucieron a las cuadrillas hicieron desmonterar seis veces a los banderilleros y ovacionar a dos picadores. Una corrida muy de Madrid.
Fernando Robleño, llevó la tarde a su punto más alto con “Pocapena” el cuarto, cornipaso que saltó con fiera codicia queriéndose comer el capote que se le ofreció genuflexo en cuatro y media verónicas. Iba y volvía como una exhalación y en corto. El Legionario le pasó por las armas dos veces, pero sin lograr aplomarlo. Los primeros encuentros con la muleta fueron broncos y rabiosos. Pero, y eso fue lo importante, lo que pasó de allí en adelante fue una larga exposición sobre el muy complejo tema: para qué se hizo el toreo. Para poderle a los toros. Aguantado y confiado en sí mismo el madrileño fue demostrando su teoría. Primero al toro y luego a los espectadores presentes y televidentes que le quisieron entender. Cinco derechas y el de pecho comenzaron a proclamar quien mandaba. Tres, más, dos ayudados y cuando ligó cinco naturales y el forzado, ya la disputa por el poder estaba zanjada y el teorema desarrollado. Otra vez a la diestra para dos series; una de siete y otra de seis, antes de la estocada completa, al tiempo con el aviso y el descabello. La petición fue minoritaria pero la vuelta no.
Del primero dijo “me quería coger”. No le dio la oportunidad. Lo tramitó al reverendo unipase, con desarme incluido, resultó evidente que la pelea la ganó “Patoso”, que no le dejó ligar una. Y al final vengó el primer pinchazo regando por la arena estoque, muleta y capote peonil. Luego se emplazó carialto y no se dejó estoquear. Tres intentos más le dieron en hueso y solo dobló al tercer golpe de cruceta. Toda teoría tiene su excepción.
Gómez del Pilar, dos portagayola resueltas con asustadoras y vistosas largas cambiadas, engarzadas en ambos casos con lances a dos manos bajas, hasta los medios donde paró las feroces repeticiones con un media al segundo y una revolera al quinto. Aquel, recibió una soberana tunda de Pepe Aguado tras lo cual emboscó a los banderilleros y miró y midió en el último tercio. La brega muy expuesta se alargó hasta el aviso que fue acatado con un pinchazo arriba y una espada completa en el mismo sitio sin puntilla. Saludo y después hizo una declaración digna del Espartero al micrófono. “Como no jugarme todo si no tengo nada”. Frente al quinto la historia no cambió. Dos pinchos, un aviso, descabello y saludo en los medios.
Ángel Sánchez, acusó su bisoñez, pero al mismo tiempo eso valorizó los buenos momentos que tuvo especialmente con el tercero, y que lograron borrarle a los protestantes el enojo con la discreta facha de “Combativo”. Que también recibió palo a discreción de Luis Miguel Leiro. Y fue celebradamente adornado por Fernando Sánchez y Raúl Ruiz. Una tanda natural cantó que ahí puede haber un torero bueno, otra más corta por la diestra lo reiteró y la estocada honda que fulminó provocó una petición no atendida y un saludo ceremonioso. “A lo mejor fue culpa mía! Dijo con su aire juvenil. El sexto no le dio reposo, se le coló un par de veces y terminó con aviso, estocada y cruceta.
El vejo marqués de Albaserrada, hubiese aprobado este inicio de su triple conmemoración, pues la terna se fue aplaudida, la gente contenta y el ganadero satisfecho. Claro, en otra plaza no hubiese sido así. Fue una corrida muy de Madrid.
FICHA DEL FESTEJO
Madrid. Martes 28 de mayo de 2019. Plaza de Las Ventas 15ª de San Isidro. Tres cuartos de aforo. Sol y fuerte viento. Seis toros de José Escolar, cinqueño el 5º, cárdenos, bien presentados muy ofensivos, encastados y con genio. Tres arrastres ovacionados, 3º, 4º y 5º.
Fernando Robleño, silencio tras aviso y vuelta tras aviso.
Gómez del Pilar, saludo tras aviso y saludo tras aviso.
Ángel Sánchez, saludo y palmas tras aviso.
Incidencias: Saludaron Raúl Ruiz y Fernando Sánchez tras parear al 3º; “El Ruso y Pedro José Cebadera tras parear al 5º; e Iván García y Fernando Sánchez tras parear al sexto. Ovacionado el picador Juan Manuel Sangüeza por sus varas la 5º.