Sevilla: Perera en una Inmaculada Obra a -Aperador-

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Destacada corrida de Santiago Domecq de la que resalta el importante segundo, premiado con la vuelta, y al que Perera sella una obra para el recuerdo; ovacionados El Cid y Ureña.

Redacción: Javier Fernández Caballero – Cultoro.es – Web Aliada – Foto: Pagés

Sevilla – España. La undécima de abono tenía lugar, en la tarde de este jueves, en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla en un festejo en el que se lidiaban toros de Santiago Domecq para El Cid, Miguel Ángel Perera y Paco Ureña.

“Cerreño” llevaba por nombre el primero de la tarde, un negro listón número 25, con un peso de 532 kilos y primero del lote de El Cid. Por suaves verónicas saludó el torero de Salteras a un animal que metía la cara hacia abajo con un galope alegre. Con torería acercó Manuel al toro al caballo antes de la primera de las varas, pero fue perdiendo poco a poco el burel esa condición humilladora y también las fuerzas durante banderillas. No obligó en demasía en las primeras tandas Manuel al astado de Domecq, llegando arriba especialmente en la segunda serie en redondo por la mano derecha. Por ahí fue por donde entró en el escenario maestrante, llegando también con fuerza en la siguiente serie y haciendo sonar a Tejera con Churumbelerías. No fue el mismo el toro por la zurda, pero mandó en los terrenos Cid y prosiguió su conexión hispalense. Su fallo a espadas esfumó toda posibilidad de premio.

Un pitón enterró en la arena el animal segundo cuando Perera intentó saludarlo a la verónica, por lo que cuidó el de Puebla del Prior la condición. Por chicuelinas fue el quite del matador, respondiendo con plena verdad y pureza por gaoneras un Paco Ureña que fue prendido en una de ellas, afortunadamente sin consecuencias aparentes. Impactante, tras el brindis al tendido, fue el inicio de faena de Miguel Ángel, que se lo pasó de rodillas en el centro del anillo por cambiados por la espalda. Sonó Tejera, se puso en pie Sevilla y la profundidad por la diestra prosiguió ejecutando el torero. A más fue la entrega del torero, que logró una faena compacta  con un importante toro de este hierro debutante en la plaza andaluza. Supo aprovechar las virtudes del animal, que era noble y obediente, para hacer el toreo profundo y largo que enamoró al Baratillo. La espada entró entera, aunque un punto baja, suficiente para pasear una oreja con muchísima fuerza y fortísima petición de la segunda, con vuelta al ruedo al buen toro.

No terminó de romper el tercero de la tarde, el animal de la vuelta de Paco Ureña a la Real Maestranza. Fue un animal con el que el diestro lorquino dejó detalles por ambas manos, siempre con la entrega como bandera de su actuación, pero la falta de fuelle del animal impidió que rompiese el trasteo con el que regresaba a este ruedo. Fue construyendo, muletazo a muletazo, la labor ante el de Santiago Domecq, que incluso le dio un susto en el ecuador de la faena, pero no fue posible. Ovacionado tras estoquearlo.

Sentido fue el brindis al tendido de Manuel en su segundo, un animal que se movió y al que llevó por abajo en el inicio de la faena el torero, pero no demostró las mismas condiciones que en el inicio de la lidia. Rebañando por dentro, pegando tornillazos y sin clase fue un toro con el que fue silenciado el de Salteras. Animal con movilidad por la que fue aplaudido en el arrastre.

Ya de salida gustó por su conformación el segundo del lote de Perera, un animal que entró con boyantía en su arrancada dos veces al caballo siendo ovacionado por la forma de hacerlo. Fue tomándole el aire y el pulso poco a poco el extremeño, que quitó quietísimo por saltilleras. Extraordinaria fue la lidia de Curro Javier entre los grandes pares de Javier Ambel, teniendo que saludar tras ello. A su suegro, El Niño de la Capea, fue el brindis, pero no terminó de entregarse un animal con el que Perera derrochó fe y genio se encontró por parte del de Santiago Domecq. Por eso no fructificó una obra en la que expuso el torero por ambos lados. Solventó el torero con profesionalidad lo áspero del animal antes de matar de estocada y ser ovacionado.

Sentido fue el brindis de Paco Ureña a El Cid, pero se topó con un animal que fue a menos y con el que de nuevo tuvo que tirar de él muletazo a muletazo. Entrega del murciano con un toro muy por debajo de las circunstancias.

Ficha del Festejo

Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Undécima de abono. Corrida de toros. Más de tres cuartos de entrada. Toros de Santiago Domecq, de vuelta el segundo. El Cid, ovación y silencio. Miguel Ángel Perera, oreja y ovación. Paco Ureña, ovación y silencio. Incidencia: Tras el paseíllo, la plaza ovacionó a El Cid.

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