Redacción: Carlos Ilián – marca.com
La tradición del toro bravo se ha cuidado con mimo en Los Alburejos donde don Álvaro Domecq y Díez y posteriormente su hijo Álvaro Domecq Romero han sabido mantener su histórico hierro de Torrestrella como un referente de la cabaña brava. Para muestra la corrida en la Maestranza. Una corrida de toros seria, encastada y para mayor lujo con dos toros de enorme clase, el primero y el quinto, sin olvidar como se vino arriba en la muleta el segundo y la embestida templadísima del sexto, aunque le fallaran las fuerzas.
José Garrido toreó con primor a la verónica a su primero con cadencia y un perfecto juego de brazos. Inició la faena de muleta con el catucho de pescado para seguir con naturales de enorme vibración. Pero sin venir a cuento se echó la muleta a la derecha y la faena se derrumbó. Garrido ya no pudo enderezar la tarde en el cuarto toro, muy deslucido.
Cadval hizo un toreo lineal y plano. Uno se pregunta, ¿qué hacía este muchacho en un cartel de la feria de Sevilla?