El Juli abre la del Príncipe

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Juli

Tras dos grandes faenas, la segunda monumental premiada con las orejas de un toro de vuelta al ruedo, El Juli abre su sexta Puerta del Príncipe. Morante y Perera ovacionados. Encierro con mucho para torear.

El Juli, aún contundido por las emociones de la triunfal faena con el quinto, “Arrogante”, dijo: –me he comunicado con él, me he metido en su mundo. –Y así tuvo que ser, porque de comienzo a fin el toro fue a más y a más despojándose de reatos para terminar entregado totalmente a la muleta del sabio madrileño. Una faena construida suerte a suerte con la razón de ser del toreo como norte, imponer al toro la voluntad del hombre para moldear la estética.

Desparpajado, sin tensiones abrió la capa en los primeros lances que fueron como una imposición de manos. Tras la primera buena vara de José Antonio Barroso, cuatro verónicas y media, templadas, y luego una larga para colocar en suerte que sumaron en la cuenta del público. El último tercio comenzó con cinco derechas desmayadas y el de pecho. Siete más redondas y ligadísimas. Otras cinco, el broche y banda y tendido a pulmón. Las tandas naturales más cortas, pero igualmente veraces y la última enhebrada con cambios de mano para un lado y el otro, con las plantas clavadas y dominio total, total. Un estocadón y las dos orejas pedidas por todos, con Manuel Benítez Pérez “El Cordobés”, a quien había brindado el segundo, y que agitaba como loco el pañuelo en su barrera. Le dieron la vuelta al toro, que se la debió mucho a la magistral lidia, como lo reconoció al final el ganadero.

Con el segundo, un colorado calcetero había estado relumbrante de inicio. Seis delantales de capote al suelo, muy bajos y dos medias idem. Luego, en el quite, una marinera, dos tijerillas rematadas al molinete, una media y una larga. Parecieron una réplica en otra dimensión a las sublimes seis verónicas de Morante con el primero. Siete pases de costado, inmóvil, clavado como un poste, uno de pecho y dos tandas derechas de igual reciedumbre, pusieron a sonar “Manolete”. Pero mucho hubo que poner y componer El Juli de allí en adelante para justificar el homenaje y mantener el tono emocional en la plaza contra la justa raza del toro. El pinchazo que precedió al estoconazo de julipié y quizá este mismo en sí también, autorizaron a muy pocos, seis o siete tal vez, para protestar la oreja y quizás con ello al final cuestionar la Puerta máxima.

Lo de Morante hoy será recordado por seis verónicas perfectas en su lentitud, temple, mando y cadencia, pero más que por eso, por lo que de sí puso el torero en ellas; cuerpo y alma. Cada una fue una pintura y el conjunto una sinfonía. La soleada tarde que parecía no poder ser más luminosa fue alumbrada por el arte del de la Puebla. Creo que dentro de unos años los aficionados mantendrá marcada en su memoria esta tarde con ese instante. Pero como si fuera poco bordó el quite con tres chicuelinas de las tan suyas, esas como de bailaora arrebujada en su faldón, llevada por el cante, y la media belmontina que transporta en el tiempo. Lo demás fue diluido injustamente por la sosería de las desganadas embestidas. Con el cuarto al cual pinchó y puso media saliéndose ambas veces, también. Pero ahí queda lo que no se puede olvidar.

Miguel Ángel Perera, quieto, valiente, honrado. Toreó con pulcritud y poder en ambos turnos, y con música y predicamento con el más imponente de la corrida, el sexto, al cual quizá le habría cortado las orejas de no haber dado en hueso dos veces antes de clavar solo media de tardo efecto. La gente se lo reconoció con palmas en uno y ovacionado saludo en el otro

Los de Garcigrande, seis, cuatreños, tres negros, dos colorados y un castaño. Sin alardes armamentistas y algo dispares de romana, dieron 539 kilos promedio. Como notas predominantes exhibieron su nobleza y la justa raza. Pero embistieron bastante por derecho y dieron mucho que torear. –A todos les han faltado cosas, uno nunca está contento –declaró el ganadero después de ver como le daban la vuelta al ruedo a uno de sus toros en la Maestranza. Bueno, mejor así que al contrario.

FICHA DEL FESTEJO
Sevilla. Jueves 2 de mayo de 2019. Plaza de la Maestranza. Casi lleno. 2ª de Feria. Sol, calor y viento. Seis toros de Garcigrande, bien presentados y de juego dispar. Vuelta al ruedo al 5º “Arrogante” Nº 69 negro, cuatreño, cornidelantero de 527 kilos..
Morante, saludo y silencio.
El Juli, oreja y dos orejas.
Perera, palmas y saludo.

Incidencias: Saludaron, Javier Ambel tras parear al 3º y Curro Javier tras parear el 6º. Al final del Destejo El Juli salió a hombros por la Puerta del Príncipe.

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