Joaquín Galdós es ovacionado en uno y da vuelta en el otro, tras emborronar con la espada una sevillana faena. José Garrido saluda y Alfonso Cadaval se va doblemente silenciado. Encierro de juego diverso.
Abrió la feria Torrestrella, con un carbonero, un berrendo, dos burracos y dos negros. Cómodos de cara y algo dispares de romana, que dieron 536 kilos promedio. Cinqueño el quinto, el de la corrida, los otros cuatreños. Encastados, prontos y codiciosos primero y quinto. Con baja raza, pero suaves maneras el segundo y el flojo sexto. Mansurrón el tercero y geniudo y exigente el cuarto aplaudido de salida. Dieron juego los de don Álvaro para que les cortaran varias orejas pero por A por B no sucedió.
José Garrido, saludó con cuatro verónicas y dos medias entonadas al bello “Cumpleaños”. En la barrera, Curro Romero que celebraba sus sesenta años de alternativa y el ganadero Álvaro Domecq aprobaron sonrientes. Tras la vara trasera (fue norma de la tarde), dos delantales y otra media buenos. Brindis a la poca concurrencia y cartucho de pescado en la boca de riego, cinco derechas medio altas y pecho, raudas, aunque templadas y ligadas. Dos tandas más de la misma tesitura y la banda que se arrancó tan rápido igual hubiese podido tocar el tango “Cuesta abajo”, porque pese la enjundia del toro, así fue la faena de allí hasta los dos pinchazos y el bajonazo lamentable, premiado con ovación y saludo. Indicando la baja cotización a que ha llegado la suerte suprema en esta catedral del toreo. Qué diremos en las parroquias. Con el grande y exigente cuarto, aplaudido de salida, todo fue precaución y trámite.
El peruano Joaquín Galdós, desplegó con su dispar lote su vocación de toreo clásico. Tras un saludo capotero plausible, dos quites fallidos, un tironeó a medios y una sosa serie izquierda, bordó lo mejor de la tarde, cinco naturales de gran factura y el obligado. Las tandas a continuación fueron a menos. El berrendo renunció y él porfió ayudando a deslucir la cosa. La estocada cobró un saludo discreto.
“Lucero” el quinto mereció la pulcra lidia que le opuso el de Lima. No humillaba del todo, cierto, pero a diestra y siniestra iba y volvía con franca bravura, emocionando las tandas de a cuatro y de a cinco. La música no se hizo rogar y el sacrosanto silencio de la Maestranza se convirtió en jaleo. Muleta planchada y centrada, cosiendo una suerte con la otra, plantas firmes y remates congruentes. La cosa iba de pelo, seguro, pero los dos pinchazos no pudieron ser enmendados, pero la estocada fulminante que dio pasaporte a la vuelta al ruedo y a la ilusión de regreso.
Alfonso Cadaval, tuvo una tarde gris en su plaza y ante sus paisanos. El sorteó lo enfrentó a dos para bregar, mas no para lucir. El uno mansurrón, rajado al final y el otro flojo a morir que se cayó siete veces en el último tercio. Encima, ni con la espada ni con la cruceta estuvo atinado.
Al ganadero le gustaron tres toros, incluido el postrado sexto, al público solo dos, el primero y el quinto, cuyos arrastres fueron ovacionados. Los toreros podrían reprocharse algunas cosas a sí mismos no solo a la suerte.
FICHA DEL FESTEJO
Sevilla. Miércoles 1º de mayo de 2019. Plaza de la Maestranza. Tercio de aforo. 1ª de Feria. Sol y viento. Seis toros de Torrestrella, bien presentados y de juego diverso.
José Garrido, saludo y silencio.
Joaquín Galdós, saludo y vuelta.
Alfonso Cadaval, silencio tras aviso y silencio.
Incidencias: Saludaron, Antonio Chacón tras parear al 1º y Juan Carlos García y Francisco Sánchez tras parear el 6º.