La torera quietud de Robleño y el templado ralentí de Moral sobresalen entre la actitud de Chacón y la suavidad de una victorinada inesperada en Madrid
Redacción: Marco Antonio Hierro – Cultoro.com – Web Aliada
Madrid – España. Fernando Robleño, Octavio Chacón y Pepe Moral componían la terna del Domingo de Ramos en la tarde de este 14 de abril en la plaza de toros de Las Ventas. Por tercer año consecutivo, los toros de Victorino Martín eran los protagonistas del festejo.
El cárdeno que hizo primero era serio como llegar a fin de mes. Y se revolvió en el capote de Robleño buscando tobillo desde que salió. Por lo menos se definió pronto. Una alimaña fue el de Victorino, que buscó sobaco y corbatín con peligro de línea recta y pectoral. Allí se dobló Robleño con la prenda, que se quedaba debajo del trapo, hacía hilo y desarrollaba sentido y peligrosidad. Un macheteo por la cara fue lo mejor que pudo hacer Fernando. Una estocada desprendida, pero entrando muy derecho, valió para escuchar palmas.
Octavio Chacón desplegó con el capote torera lidia para echar hacia adelante la embestida del segundo, que se quedaba justo delante de la figura rosa y oro. Brillante anduvo en dos quites, con el toro embistiendo despacio y por definir. Pero se fue templado hasta que cuando cogió la muleta, con el tendido a favor, se fue a depositará en un machón del 7. Ya eran suyos. Pero luego había que mantenerse firme en la espera de la llegada dormilona, en el pulso en la embestida ralentizado y en la colocación para la revuelta. Le costó tres tandas entenderlo a Octavio, pero cuando lo comprendió creció de repente en la cara y se olvidó las urgencias. Pero entonces se fue parando el de Victorino, que no fue prenda ni alimaña a, y los fallos a espadas lo dejaron todo en silencio.
El tercero, muy al límite en todo para Madrid, tardó en coger los trastos con cierta franqueza tanto como tardó en llegar la faena de muleta. También Pepe Moral brindó al 7 una faena que comenzó con doblones hasta los medios antes de ponerse. Pero allí murió todo, porque entre la falta de claridad del cárdeno, el viento y las circunstancias, no levantó el vuelo la faena. Fea fue la estocada caída y el silencio valoró la faena.
Pero fue el cuarto el que trajo las embestidas importantes, desde la media abelmontada con que remató Robleño el saludo, hasta los cuatro o cinco naturales con que se abandonó el madrileño con la muleta. Por abajo embistió el toro, tal vez con cierta inercia que aprovechó Fernando para clavarse en el suelo y girar cintura y muñecas. Llegó el toreo de Fernando al tendido por momentos, sacando la muleta por debajo de la pala y sintiendo el trazo para que expresarse mucho. Lástima la colocación de la espada, porque volvió a tirarse derecho pero le cayó defectuosa la espada y todo quedó en ovación.
El Pepe Moral que salió en el quinto -corrió turno porque Chacón se había cortado en una mano y lo estaban cosiendo- fue distinto del del tercero. Comprendió a la perfección la exigente lentitud de la embestida del cárdeno, profundo al humillar pero muy al límite de condición para soportar esa entrega. Tuvo ralenti y tuvo gusto el toreo despacio so que afeaba por momentos cada caída del animal por la media exigencia. Por eso también se levantó la plaza en división, y la faena, tal vez excesiva en el me traje, no encontró premio tras el fallo a espadas. SIlencio tras aviso.
Al sexto lo lució Chacón en varas en el caballo de Santiago Pérez, donde tomó dos varas arrancando con alegría y recargando con fijeza al llegar con un bravo comportamiento, pero no tomó la tercera vara por no acertar el picador en el cite. Pero con la muleta fue de sutilidad y bamboleo el secreto del cárdeno, no de tralla y de correa. Hubo de echársela con mimo Octavio para que le devolviese una arrancada con más humillación que poder, pero sin el recorrido y la vuelta para sustentar las tandas. Anduvo con cuidada estética Chacón con él y se tiró con rectitud a matar para lograr una estocada arriba.
Ficha del Festejo
Plaza de toros de Las Ventas. Corrida del Domingo de Ramos. Más de dos tercios de entrada. Toros de Victorino Martín, tobillero, sobaquero y con sentido la prenda primera; noble y exigente en el pulso el segundo; justo de todo y sin franqueza el cárdeno tercero; de noble embestida y corta duración el cuarto; de humillada y noble pero feble embestida el quinto; de buen fondo sin recorrido ni transmisión el sexto. Fernando Robleño, palmas y ovación. Octavio Chacón, silencio y silencio. Pepe Moral, silencio y silencio tras aviso.