“Es muy difícil presidir una plaza de toros, es un ejercicio de soledad”

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Benjamín Hernández hace balance para LA VOZ de sus seis años de presidente.

El lunes conocía oficialmente que dejaba el palco del coso de Almería tras seis años

Ha pasado una semana desde su cese. Tiempo suficiente para pensar, sopesar y valorar. Benjamín Hernández Montanari se sincera para LA VOZ tras más de un lustro rigiendo la tauromaquia almeriense.

La noticia de tu cese sorprendió a todos el lunes pasado, ¿qué ocurrió realmente?
No ha pasado nada, la presidencia es un cargo de libre designación y la delegada del Gobierno de la Junta nombra a alguien de confianza.

No me convence...
Simplemente un cambio de criterio. Subí al palco con un perfil muy técnico, tras 30 años escribiendo y funcionario del grupo A. Pensaron que yo era la persona idónea en ese momento. Aquella propuesta en principio lo rechacé, insistieron, pregunté por cuánto tiempo era y me respondieron que nombramientos anuales. Al final han pasado dos delegados y tres jefes de Espectaculos Públicos, y ahora ha habido un cambio de criterios y un cambio político.

Echando la vista atrás, ¿qué te has dejado en el tintero?
Al empezar uno se hace uno composición de dónde está y dónde quiere llegar. El año pasado la feria fue extraordinaria con niveles de repercusión sorprendentemente buenos y ya pensaba en irme. No me ha faltado nada.

En Almería los toreros lidian con toros y el presidente con la Casa Chopera…

El empresario hace los carteles, apuesta y se la juega en la taquilla. Vista cómo está la situación empresarial taurina y vista la trayectoria de más de 60 años de Chopera aquí, creo que es la mejor empresa para la capital. Con unos antecedentes románticos por Almería, sé que van a hacer lo mejor por nuestra feria. Entre nosotros al final resolvimos cosas y hubo un equilibrio y creo que fuera del palco nuestra relación va a ser mejor.

¿Es más fácil ser presidente por la mañana o por la tarde?
Si no tienes las cosas claras, es muy difícil ser presidente. Es todo un ejercicio de soledad. La última palabra por la mañana para que todo ruede es del presidente, y por la tarde, aunque haya asesores, al final la decisión es de uno. Por la mañana hay presión de los profesionales y del empresario y por la tarde la presión del público.

¿En el palco se oyen las broncas?
Sí, y los aplausos.

En este tiempo incluso te han llamado de plazas que no has presidido para escucharte y tener presente tu opinión….
En estos días estoy abrumado de las llamadas que he recibido, incluso de fuera de Almería. Ha habido un reconocimiento a mi labor. El teléfono no ha parado de sonar y, además del afecto, creo que sí se ha reconocido que las cosas se han hecho bien.

¿Roquetas fue un accidente?
Sí, yo no me lo esperaba. Llevaba tres años como suplente a solicitud del Ayuntamiento. Ocurrió que hubo un conflicto entre la Junta y el equipo de autoridad que se intentó resolver y la posiblidad que surgió fue que yo fuese presidente. Yo no quería, pero la delegada quiso que fuese yo. El compromiso era de un año, las cosas se calmaron y no me esperaba que me renovaran. Seguí aunque sentía que mi sitio no era Roquetas, sino Almería.

¿Qué cambia de un palco a otro?
Almería tiene 130 años, una solera, un poso… Roquetas no tiene antecedentes, aunque haya habido una voluntad política de justificar su plaza. Luego el público, en Almería entienden más las decisiones.

Cuéntanos algo que no sepamos…
Te cuento que han sido 270 toros reconocidos, 33 corridas de toros y 8 festejos menores en los que se han corrido 240 toros.  Se han devuelto 3 y he dado 4 vueltas al ruedo.

¿Te has quedado con ganas de presidirle a algún torero?
A José Tomás.

¿E histórico?
Robles. Bueno, y Antoñete, Capea, Viti… a todos los grandes. Pero estoy satisfecho, he presidio faenas importantísimas, este año a Talavante, si mete la espada le hubiera dado dos rabos. El año pasado a Perera en Roquetas también le habría dado dos rabos si los mata.

¿Estás feliz?
Encantado, muy feliz. Hago repaso y creo que hemos cumplido y hemos cumplido bien. La conciencia está tranquila.

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