Bogotá: Remembranza de Antaño

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El toreo es la representación viva de la verdad porque el que duda muere, el que puede triunfa y el que lo logra siempre se inmortaliza

Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora – Fotos: Juan Pablo Garzón Vásquez

Bogotá – Colombia. La segunda corrida de la Santamaría de Bogotá, ha sido uno de los grandes aciertos de la CTB por lo nutrido en esencia taurina. En primera instancia, para ningún aficionado es extraño que anunciar los fundacionales Mondoñedo es evocar la realidad pura del toreo, la victoria sobre una apuesta sincera en el riesgo humano de muerte por la característica del encaste (Contreras), no es un estigma, es reconocer que esta línea creada por Don Juan Contreras Murillo a inicios del siglo pasado, tiene expresiones de mucha exigencia, no se debe dudar y las virtudes del temple, el sitio y el mando deben ser una estricta constante. En segunda instancia la terna convocada, tres toreros con un punto en común, la habilidad de imprimir arte con seguridad pese a las ásperas embestidas de los astados, tarea no fácil, muchas veces poco valorada por la parroquia y que cuando se logra el sabor a gloria es indescriptible, en realidad ser figura de antaño es una gran virtud.

El coso de la calle 26 vivió este domingo una tarde llena de contenido, los ejemplares de la ganadería Mondoñedo trajeron muchos matices, pero en esencia emoción, algunos astados con virtudes aprovechables, otros con complejidades propias del encaste, pero en términos generales brindaron trasmisión, los tendidos fueron expectantes y disfrutaron de los buenos momentos donde el arte afloró. La terna compuesta por Fernando Robleño, Octavio Chacón y Juan de Castilla dieron de sí y lograron el acometido, brindar un verdadero y sincero espectáculo taurino.

Fernando Robleño (Terno rosa y oro) se convirtió en torero de la Santamaría, honradez su sinónimo. Encontró en su primera comparecencia a un astado manso, gazapón que derrotó sin medida, no fue picado y solo llevo en su lomo dos  banderillas. Robleño en torero, valiente, decidido, hilvanó faena de antaño, firmó con una buena estocada que no tuvo efecto inmediato, bajo los ánimos y todo quedó en una vuelta al ruedo, poco premio para lo hecho en verdad. Con el cuarto de lidia ordinaria el Madrileño se las vio con burel feo de hechuras, embestida descompuesta que soltaba la cara, ahí de nuevo la virtud de la decisión, con mucha verdad, buscó las vueltas Robleño y logró tandas de mucho mérito, finalizó con estocada certera y oreja a ley.

Octavio Chacón (Terno azul agua marina y oro) confirmó en la primera plaza del país, lo hizo con decoro pero la espada lo privo de premio. Con el de la ceremonia imprimió arte, se acopló con facilidad ante un Mondoñedo cargado de nobleza y clase pero limitado en fuerza, se pasó de faena y la tizona le hurto un reconocimiento a la buena labor. Con el quinto de lidia ordinaria deleitó con percal, lanceó verónicas de gran factura; con pañosa hilvano faena, que se vino a menos porque “Tocayito” desvaneció la ilusión del primer tercio, se desfondó y el Pradense sin aceros efectivos dejo silenciada la plaza. 

Juan de Castilla (Terno azabache y plata) encontró en su primer capítulo a un Mondoñedo propio en su encaste con picante en las acometidas, el Antioqueño se mostró valiente, sin probaturas fue al pupilo de la familia Sanz de Santamaría, donde con algunos altibajos hilvano faena, concluyó su comparecencia con media lagartijera y estocada. Cerró plaza con un burel que mostro su encaste a flor de piel, aguerrido en la pelea, encastado. El Colombiano inteligente, deseoso, dejó buena capa y muleta meritoria, gran suerte suprema y oreja a su haber.

Ficha del Festejo

Toros de Mondoñedo desiguales en presentación y juego. Fernando Robleño: Vuelta y Oreja. Octavio Chacón: Silencio y Silencio. Juan de Castilla: Silencio con aviso y Oreja. Media plaza.

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