Un mixto encierro de Encenillo cargado de bravura, nobleza… unos toreros y aspirantes llenos de ilusión que aprovecharon lo que tenían por delante.
Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora
Lenguazaque – Colombia. Este último domingo de enero se abrió el abanico taurino en la ciudad de Lenguazaque, con un festejo mixto donde se tuvieron ejemplares de la ganadería Encenillo, propiedad de Eduardo y Sergio Castro, quienes compraron la finca del mismo nombre ubicada en la ciudad de Zipacón. Al adquirir el terreno, también compraron la base ganadera que manejó por muchos años el ilustre Darío Restrepo, hombre lleno de historia y sabiduría quien en lo vendido a sus compradores dejó una generación del toro llamado «Pocholo» proveniente de la ganadería Las Ventas del Espíritu Santo, a la postre, padrón del encierro lidiado.
Sin adjuntar adjetivos innecesarios, el encierro mixto gozó de gran contenido para la tauromaquia: casta, bravura, movilidad, acometividad, nobleza y fijeza, si hay que poner un pero, solamente decir que por la condición de luz, el lidiado en el cierre del festejo, soltó la cara a la salida de los muletazos y naturalmente quedó el interrogante si era por condición del burel o por las situaciones de lidia, de más reconocer que fue un completo lote de los que siempre se anhela en cada cita en las plazas.
Anunciada como corrida mixta por varios componentes: uno por la inclusión en el cartel del Rejoneador Andrés Ruiz, quien lidio dos toros, la actuación de tres novilleros con caballos y un becerrista, quien fue uno de los grandes triunfadores.
Andrés Ruiz (Rej.) encontró en el que abrió plaza mucha calidad, enorme nobleza y limitada casta, se le pidió la vuelta al ruedo pero la presidencia la otorgó cuando ya estaba saliendo en arrastre. El caballero Rejoneador acoplado con sus jacas, colocó farpas en lo alto y firmó su intervención con un rejón de muerte. Palmas. En su segunda intervención, quinto lugar de lidia ordinaria, dio con otro toro noble, encastado, bravo y fijo, trasmitió. Andrés Ruiz se recreó con el toreo a la jineta, farpas en lo alto y emoción constante en los encuentros. Firmó con un rejonazo que se tragó el ejemplar, tardó en doblar y bajó los ánimos de solicitud la parroquia. Oreja
Camilo Hurtado en torero, haciendo las cosas bien tanto en capa como en pañosa ante un ejemplar de gaita larga y empinada que tuvo calidad y mucha nobleza, una pena que estuvo pesado con la tizona. Palmas
Cristian Restrepo Jr. con fundamento, técnico, valiente, porte de torero, embrujó la media plaza asistente, además el becerro le ayudó mucho porque fue fijo, noble, encastado y bravo. Dos orejas simbólicas por indulto.
Cristian Gómez conquistó su tierra, valiente, variado, conectó con la parroquia rápidamente, aprovechó el gran toro que mostró nobleza, casta, bravura y fijeza. Fue indultado con gran criterio taurino por el palco alto. Dos orejas simbólicas al torero.
Anderson Sánchez se las vio encastado, noble y fijo, una pena la luz de la plaza porque nos dejo interrogantes en la evaluación del burel. El hijo de Lenguzaque fue variado con la capa, en pañoza faltó orden en la faena. Pinchazo y gran estocada. Dos Orejas.
Ficha del Festejo
Gran Encierro de Encenillo, Becerro y Toro indultado con buen criterio. Andrés Ruiz (Rej.): Palmas y Oreja. Camilo Hurtado: Palmas. Cristian Restrepo Jr: 2 Orejas simbólicas. Cristian Gómez: 2 Orejas simbólicas. Anderson Sánchez: 2 orejas. Media Plaza.