Redacción: Tomás Mondragón Ortiz – Foto: Cormanizales
Manizales – Colombia. La corrida de Juan Bernardo, variopinta y con trapío, tuvo juego desigual, los toros no fueron bravos y tuvieron la tendencia a mansear, justos de casta y blandos de sus extremidades.
Ferrera lanceó con suaves verónicas ganando terreno por ambos pitones. Administró la justa fuerza del noble ejemplar, los mandones naturales hicieron sonar la música, el toro se repetía sin mucha transmisión, pero el torero estructuró gran faena, se abandonó, anduvo con mucha naturalidad, le sonaron el pasodoble Feria de Manizales, algo largo. la faena tuvo arte y empaque y la espada le negó el triunfo.
En su segundo el toro se invalidó en el comienzo de muleta, cayendo una y otra vez, dejando en el español y en el público un gran sin sabor.
Castella se topó con el lote de menos opciones, mansearon y se defendieron, esta vez el francés no encontró la forma de robar pases y construir faena, una pena, no haber podido ver a un torero de tanta valía.
Serio, entusiasta, arrollador y torero estuvo Luis Bolívar, con el blando tercero logró hacer una faena de oreja pero la espada no lo permitió.
En el noble sexto, estuvo a plenitud, una faena de menos a más. De gran recurso técnico acompañado de arte, mando, precisión y temple.
Los naturales fueron mandones, verdaderos y sentidos, curiosamente no sonó Feria de Manizales, la estocada fue el gran colofón y las dos orejas y el triunfo llegaron al colombiano.
Una tarde con momentos de pellizco, con arte y de gran triunfo, con el interrogante de la casta y de la bravura, en una temporada que se ha venido acentuando.