Un año sin Victorino, el ganadero que nunca cayó para que no cayera la Fiesta

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Esta es la historia de Victorino Martín, premio nacional de tauromaquia 2016, el ganadero que hizo mítica la frase de ‘Si cae el Toro, cae la Fiesta’. Hoy se cumple un año sin él.

Victorino Martín Andrés nació el seis de marzo de 1929 en la casa paterna, el antiguo estanco de Galapagar, Madrid. Hijo de Adolfo Martín Miguel y Candelas Andrés Calvo, tuvo dos hermanos, Adolfo y Venancio, y dos hermanas que murieron antes de que él naciera.

Su infancia transcurrió en Galapagar junto a su compañero de aventuras, su primo Vicente, entre el negocio del estanco – bar, que regentaban las mujeres, y las tareas agrícolas, la ganadería y la lechería que llevaban los hombres de la casa.

La guerra vino a cortar bruscamente esa infancia cuando a finales de julio de 1936 su padre Adolfo fue apresado por los milicianos y salió de la casa para no volver más. Con el tiempo Victorino sabría que fue fusilado en Paracuellos del Jarama el 8 de noviembre de 1936. En 1939, a los diez años de edad y con su hermano mayor Adolfo cumpliendo tres años de servicio militar, Victorino se convirtió en el hombre de la casa.

Su primer contacto con un toro bravo se produjo en la finca Cuarto Carretero, propiedad de la familia Hernández que había comprado en 1932 la antigua ganadería de José Encinas, puro encaste Vega Villar, que con el tiempo llegaría a ser el segundo encaste de Victorino, el de Monteviejo. Aquel primer toro se llamaba Gallinito, berrendo en negro y resabiado.

Su primer Albaserrada lo vio en la finca El Cerrillo, cuando acompañó a su tío Guillermo, que había puesto una carnicería en Galapagar, a recoger un toro malherido de los hermanos Escudero que había sido reseñado para ser lidiado en Barcelona.

Victorino Martín estudió en el colegio de los Hermanos Maristas de la calle Fuencarral de Madrid durante los cursos de 1940 a 1942. En el otoño de 1.942 ingresó interno en el colegio Alfonso XIII de los Agustinos en El Escorial. Pero los estudios no eran lo suyo y dos meses después abandonó las clases para dedicarse de lleno a ayudar en los negocios familiares.

En 1945, con 16 años se hizo cargo de la carnicería de su tío Mateo en Torrelodones y poco después abrió junto con sus hermanos dos carnicerías más en el mismo pueblo. Un negocio redondo sustentado por los veraneantes de Madrid. Allí comenzaron sus tratos en ganado para abastecer las carnicerías. Con parte del ganado morucho que compraron comenzaron a dar espectáculos, primero en Moralzarzal y después por los pueblos de las provincias de Madrid y las dos Castillas.

Esta actividad continuó tras los años pasados en el servicio militar, que prestó en El Goloso. Los hermanos Martín, Adolfo, Victorino y Venancio, se convirtieron en verdaderos especialistas en la organización de festejos populares, sustituyeron las vacas moruchas por vacas bravas de todo tipo de procedencias, entre las que se encontraban reses de Manolo González (Machaquito).

En 1.953 consiguen inscribir en la Asociación de Ganaderos de Reses de Lidia el hierro de la V con el que la familia había herrado todas las reses moruchas desde tiempos del abuelo Venancio. La ganadería se inscribe a nombre de Adolfo Martín Andrés. Prosiguieron las compras y ventas de reses y ganaderías, entre ellas las de Higuero, Amelia y Alberto Higuero o Gandarias. Esta última fue adquirida en asociación con Manuel García Aleas, nombre ilustre de la ganadería brava, que a la postre sería un entrañable amigo de Victorino y que durante muchos años fue el secretario de la Unión de Criadores de Toros de Lidia.

Victorino se casó por primera vez el 30 de noviembre de 1.958 con María García, hija de los lecheros a los que los hermanos Martín vendían la producción de sus vacas. Este matrimonio duró 30 años y de él nacieron dos hijos: Ana Isabel, nacida el 10 de enero de 1.960, y Victorino, nacido el 4 de octubre de 1.961. La separación se produjo en 1.988 y poco después Victorino contrajo matrimonio con María Teresa Cachero, con quien conviviría durante dos años.

El 18 de agosto de 1.960, en compañía de sus hermanos, Victorino Martín adquiere el primer lote de la ganadería de los hermanos Escudero Calvo, que perteneciera a José Bueno y, antes, al marqués de Albaserrada. Compraron por 1.060.000 pesetas más de 150 cabezas y el derecho a usar en los carteles el nombre de Escudero Calvo, con el que lidian su primer festejo, en Zaragoza. Fue una novillada, el domingo 30 de abril de 1.961, con Palmeño, Manolín Herrero y Emilio Oliva en el cartel. Recibieron por las seis reses 115.000 pesetas. En abril de 1.962 los hermanos Martín Andrés adquieren el segundo lote de la ganadería de Escudero Calvo, el correspondiente a Josefa Escudero. Se componía de 150 hembras y un semental de nombre Barquillero. Pagaron por las reses 2.500.000 pesetas.

El 29 de junio de 1.964 Victorino salió por primera vez a hombros de una plaza de toros. Fue tras una novillada en Aranjuez y el cartel, que inicialmente lo componían, mano a mano, José Fuentes y Vicente Punzón, quedó por baja de Punzón en seis novillos para José Fuentes.. El 19 de junio de 1.965 los cárdenos de Victorino pisan por primera vez el albero de Las Ventas, en Madrid. Fue una novillada en la que El Inclusero cortó las dos orejas de uno de sus novillos, Torearon también ese día José María Sussoni y El Pepe. El 23 de diciembre de 1.965 adquieren la tercera y última parte de la ganadería de Escudero Calvo a Antonio Escudero. Junto a las reses, la finca Monteviejo en Cáceres. El 29 de junio de 1.967 lidia la primera corrida a nombre de Victorino Martín en la plaza cántabra de Castro Urdiales.

El 2 de junio de 1.968 Victorino Martín volvió a nacer. El semental Hospiciano (a la derecha en la foto), de nueve años, corneó salvajemente al ganadero, que se zafó finalmente metiéndose en el río Árrago. Victorino tardó varios meses en recuperarse y el semental murió tres días después del percance. El 18 de agosto de 1.969 lidia la primera corrida a su nombre en la Plaza de las Ventas. Torearon esa tarde Pepe Osuna, Adolfo Rojas y El Paquiro, que resultó cogido por su primero. La corrida, en conjunto, tomó 23 puyazos.

El 10 de agosto de 1969 el toro Baratero, lidiado en quinto lugar por Andrés Vázquez, es premiado con la vuelta al ruedo en la Plaza de Madrid después de que su matador cortara las dos orejas.. Fue un encierro completo en el que el segundo toro, de nombre Granadino, se lidió con nueve años al no existir todavía el control del guarismo (año de nacimiento) en los toros. La mayoría de los toros lidiados fueron hijos de Hospiciano, el mismo semental que a punto estuvo de quitar la vida a su ganadero.

El 18 de mayo de 1.970 se produjo en la plaza francesa de Vic Fezensac el primer encuentro de los toros de Victorino con Francisco Ruiz Miguel, un torero que iba a ser clave en la historia de la ganadería y que, con el tiempo, es el que más corridas lleva toreadas de este hierro: Aquel día cortó las dos orejas y el rabo de su segundo toro El 1 de noviembre de 1.971 se televisa por primera vez una corrida de Victorino Martín. Fue en la Plaza de Madrid y al sexto, lidiado por Juan José, se le dio la vuelta al ruedo. Victorino comienza a ser un habitual de los medios de comunicación. Siempre en defensa de la integridad de la Fiesta y denunciando los abusos.

El 11 de mayo de 1.975 el toro Jaquetón, lidiado por Miguel Márquez en la Plaza de Madrid y premiado con la vuelta al ruedo, se convirtió en el primer toro de la ganadería galardonado como el más bravo de la Feria de San Isidro.

En julio de 1.976 se incorpora a la ganadería como mayoral Julio Presumido, cuyo nombre estará ligado a los victorinos hasta su retirada en abril de 2001. A finales de este año los toros de la ganadería fueron trasladados desde Galapagar a la finca Monteviejo, en Cáceres.

En 1.978 Victorino Martín vende a Leopoldo Picazo, procurador y ganadero de Miraflores de la Sierra, veinte vacas y un semental para atender un compromiso ineludible. Fue la primera y única venta de ganado producida en la ganadería. Estas reses acabarían finalmente en manos del ganadero José Escolar, quien las unió a las que ya tenía de origen Santa Coloma. El 30 de mayo Victorino sale a hombros de Las Ventas tras una corrida lidiada por Dámaso Gómez, Miguel Márquez y Ruiz Miguel, en la que se lidiaron dos toros de leyenda en la ganadería: Conducido y Pocapena. Los picadores de aquella tarde fueron detenidos por el Presidente por utilizar manguitos antirreglamentarios, tal como había denunciado Victorino antes del festejo.

El 8 de diciembre Victorino Martín García, Victorino hijo, se pone por primera vez en su vida delante de un toro al lidiar un cuatreño de la casa en un tentadero. En la primavera de 1.980 Adolfo y Victorino Martín compran la finca Las Tiesas de Santa María, en Portezuelo, Cáceres, cercana a la finca Monteviejo.

En 1.982 la ganadería tenía la camada más larga de su historia. Más de sesenta toros, algunos de los cuales han pasado a la historia de la tauromaquia. El 1 de junio de este año se celebró en Madrid, con Televisión Española en directo, la que se ha llamado la corrida del siglo. El ganadero salió a hombros por la Puerta Grande de Las Ventas junto a los tres matadores, Ruiz Miguel, Luis Francisco Esplá y José Luis Palomar tras cortar dos orejas cada uno. El cuarto toro, Director, fue premiado con la vuelta al ruedo y el primero, Pobretón, premiado como el más completo de la Feria de San Isidro.

El 19 de julio, Belador, cárdeno con el número 121, fue indultado en la corrida concurso de ganaderías celebrada en la corrida de la Prensa. Fue lidiado por Ortega Cano y es el único toro indultado en la Plaza de Madrid. Victorino era ya el ganadero más famoso, popular y polémico de la Fiesta. También, el que más dinero comenzó a pedir por sus productos.

El 19 de abril de 1.987 Victorino recibe uno de los mayores disgustos profesionales de su vida al ser propuestos para sanción por afeitado dos de los toros lidiados en Granada. Como consecuencia de esto Victorino se enfrascó en una auténtica batalla mediática contra los sistemas de análisis y los responsables de su realización. Fue entonces cuando recibió una proposición insólita. El presidente de los veterinarios españoles, Antonio Borregón, le sugirió que si aceptaba públicamente y por escrito el afeitado de los toros de Granada no volvería a ser molestado ni toro alguno de la ganadería volvería a ser propuesto para sanción. Victorino no solo no aceptó sino que denunció el intento de chantaje. Aquella postura le valió una auténtica persecución veterinaria en años sucesivos. La respuesta de Victorino fueron más triunfos y plazas llenas.

A finales de este año se incorpora a pleno trabajo en la ganadería Victorino Martín García, licenciado en veterinaria. Su trabajo será decisivo en los aspectos sanitarios, de alimentación, de selección y manejo, cuyos resultados se reflejan en la extraordinaria regularidad actual de la ganadería. En la foto, junto a Victorino hijo y el entonces mayoral de la ganadería, Modesto Baile.

En 1.988 Adolfo Martín abandona la ganadería y crea la suya propia con el antiguo hierro de la V y todas las reses asociadas. El año 1990 la ganadería no lidió festejo alguno en España y toda la camada fue toreada en Francia (más de la mitad en la plaza de Nimes, regentada por Simón Casas). Victorino quiso de esta forma hacer frente a lo que consideraba una persecución de veterinarios contra sus toros en España.

La corrida del 31 de mayo en Nimes fue transmitida en directo por TVE, pese a las presiones en contrario por parte de empresarios españoles. En 1991 Victorino vuelve a lidiar en España pero en festivales y en plazas que no pusieran en duda su honradez respecto a la intangibilidad de los cuernos. En 1992 firma una exclusiva con Canal Plus para la retransmisión de la mayor parte de sus corridas. El año no funcionó como se esperaba. El nuevo reglamento autoriza a los ganaderos a retirar las reses consideradas sospechosas de manipulación en los reconocimientos. Este año y el siguiente supusieron una auténtica revisión de los criterios de selección en la ganadería. Los resultados, superada la crisis, se verían en poco tiempo.

A finales de 1992 Victorino regala a su amigo José Chafick, ganadero mejicano y propietario de encaste Saltillo, el mismo del de Victorino, veinte pajuelas de dos sementales. La sangre de Victorino llega a América de esta forma.

Desde 1993 y hasta finales de 1995, Victorino Martín hijo emprende una nueva experiencia, el apoderamiento taurino, al hacerse cargo, junto con Antonio Corbacho, de la incipiente carrera del que hoy es una de las máximas figuras, José Tomás. En 1.996, el propio Victorino Martín y su hijo apoderaron a un nuevo valor. Miguel Abellán, que culminó la siguiente temporada de 1997 como triunfador absoluto entre los novilleros. A finales de este año se rompió la relación con el torero.

En junio de 1.995 Victorino Martín compra a Arturo Cobaleda 83 vacas y un semental de su ganadería, puro encaste Vega-Villar, y marcados con el hierro de Barcial. La intención era y es devolver a esta sangre, una de las más acrisoladas de la cabaña brava, su antiguo esplendor. Victorino, con el nuevo hierro, lidió su primera corrida de monteviejos en Madrid el 29 de junio de 1.999, adquiriendo antigüedad.

El 11 de abril de 1996 se lidia la primera corrida de la ganadería en la Real Maestranza de Sevilla. Tarde triunfal para la ganadería y los matadores El Tato y Pepín Liria.

Desde 1997 a 2000 la regularidad y la espectacularidad han sido los signos característicos del comportamiento de los victorinos. En 1999 se alcanzó el récord de la ganadería al lidiar 100 toros en 19 festejos. Entre 2001 y 2005 Victorino sigue cosechando importantísimos éxitos en plazas de España y Francia que culminan con un nuevo indulto en plaza de primera. Esta vez es en San Sebastián, donde Juan José Padilla indulta a Muroalto en la Feria de 2005. Puede ver los premios a la ganadería en la sección palmarés.

Los triunfos de la ganadería se cimentan también en nuevos matadores que consiguen especializarse en victorinos como es el caso de Fernández Meca en Francia y, especialmente, Manuel Jesús El Cid en España, aunque el primer éxito de éste lo consiguió en Bayona, donde cortó un rabo en 2002.

En la temporada 2003 Victorino decide apoderar al joven novillero colombiano Luis Bolívar, quien desde ese momento participa en innumerables tientas de victorinas y patasblancas. Bolívar debutará en Madrid, como matador, con reses de Victorino en San Isidro de 2005.

En 2005 Victorino cumple (aunque sin éxito, por ahora), su viejo sueño de lidiar en Pamplona. Finalmente hubo acuerdo con la Casa de Misericordia y los victorinos se corrieron en los sanfermines. Diez años después de la compra de las reses de Barcial que dieron origen a la ganadería Monteviejo, Victorino decide comprar una cuarta parte de la ganadería de Francisco Galache, en la que vienen reses de origen Vega Villar y también de Urcola. Adscribe estas reses a la nueva Ganadería de Urcola, tercera de la familia que pasta en las fincas de Victorino.

Desde 2005 y hasta la actualidad. Victorino no ha dejado de recibir homenajes y reconocimientos públicos a su labor, tanto de peñas de aficionados como de instituciones. En la foto, homenaje de la Asociación de Abonados de Las Ventas en enero de 2006, junto a la Presidenta de la Comunidad de Madrid y el Presidente de la Unión de Criadores, don Eduardo Miura.

Durante los años 2010 y 2011 la ganadería sufre los efectos de problemas sanitarios que obligan a una reducción del número de festejos disponibles y a un reajuste en los criterios de planificación de las temporadas. Consecuencia de ésto y de un insatisfactorio rendimiento de las últimas corridas en la Plaza de Madrid, Victorino decide no acudir a Las Ventas en estas dos temporadas. Sí se consiguen éxitos importantes en plazas de importancia como Bilbao, San Sebastián o Santander. En 2011 la ganadería cumple 50 años en manos de Victorino. Medio siglo de afición y dedicación. Ha llegado a lo más alto desde muy abajo, sobre la base del respeto al aficionado, del culto a su toro, de la defensa de una tauromaquia basada en la integridad y la emoción. Victorino es hoy una leyenda de la ganadería brava de todos los tiempos.

ILUSTRACIÓN: JUAN IRANZO

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