Ningún torero ha conseguido todavía esta campaña pasear tres orejas en el primer ruedo del mundo, y Lorenzo vuelve a Las Ventas con esa vitola para matar el encierro de Adolfo Martín.
Álvaro Lorenzo vuelve a Madrid tras su triple tarde primaveral que le valió, en el Domingo de Resurrección, su consagración en este ruedo coronándose como máximo triunfador a pie de la temporada venteña. Ningún torero ha conseguido todavía esta campaña pasear tres orejas en el primer ruedo del mundo, y Lorenzo vuelve a Las Ventas con esa vitola para matar el encierro de Adolfo Martín.
Lo hace, también, en medio de un sinfín de compromisos al lado de las figuras, sus compañeras durante este viaje estival en el que ha matado también de todo y con todos: porque no sólo de Domecq vive el toreo, sino también de los Núñez que ha matado el toledano, los Santa Coloma, los Murube o los Saltillo-Albaserrada que ahora estoqueará de nuevo en Madrid bajo el hierro de Adolfo.
En ese camino de manchego, no le bastó en las últimas semanas para acabar agosto triunfando entre figuras en Calahorra, sino que el acelerador siguió para iniciar septiembre también llevándose la foto a hombros al lado de los grandes en Ejea de los Caballeros y Navaluenga. Y ese pisotón al turbo le llevaría, tras las tardes de Navalcarnero o Albacete, a ser epicentro del epílogo de la Feria de Aranda de Duero, donde la espada le privó de las volandas con la corrida de Victoriano del Río.
Ahora, antes de la cita de Madrid, con 54 orejas en su esportón, Pozoblanco –con la connotación del debut en una provincia tan taurina como Córdoba- y Las Rozas han visto triunfar a Álvaro Lorenzo. Y Madrid esperando…