Manzanares y Roca Rey salen en hombros con buena corrida de Victoriano del Río, mientras Álvaro García, en su doctorado, cortaba una oreja.
Redacción: Marco Antonio Hierro – Cultoro.es – Web Aliada – Foto: Luis Sánchez Olmedo
San Sebastián – España. El novillero Álvaro García tomaba la alternativa este domingo en la última de la Feria de la localidad madrileña de San Sebastián de los Reyes. José María Manzanares ejercía de padrino y Roca Rey de testigo de la ceremonia. Se lidiaban toros de Victoriano del Río.
Una ovación tributó Sanse al paisano que se doctoraba, quien la compartió con sus compañeros al romper el paseíllo. Tuvo alegría y buen son el humillado primero en el capote de Álvaro García, que le dejó un notable saludo a la verónica, encajado y con gusto. También a la verónica firmó el quite, con suavidad y hasta mimo a la condición noble pero justa del Victoriano. Se desmonteró El Ruso tras dos buenos pares de banderillas. Y no fue fácil el toro en la muleta, porque embestía tan despacio que exigía temple y pulso tal vez de más a un chico que estaba tomando la alternativa. Aún así tuvo acierto al estructurar y mucha voluntad de entrega, lo que le valió una oreja de sus paisanos tras la gran estocada.
Algo más de ímpetu sacó el segundo el el capote de Manzanares, que le echó el vuelo abajo en verónicas de pehho volcado y una media de mucha personalidad. Pero no terminó de romper el toro en la muleta, tal vez por dañarse en un inicio en el que perdió dos veces las manos. No lo volvió a hacer, pero ya no existió el ímpetu inicial, a pesar del suave trato de la muleta de Manzanares. Escogió con cuidado los terrenos el alicantino, ajustó el vuelo a las arrancadas y acompañó con suprema facilidad la noble y obediente pero descompuesta embestida del animal. Una estocada marca de la casa rubricó la oreja.
El tercero salió más distraído y con menos ritmo en el percal, pero supo Roca Rey sacarlo a los medios y darle cadencia a los delantales para que repitiese, convirtiendo en chicuelinas los lances y rematando con una limpia revolera en los medios. Por gaoneras galleó el peruano la colocación al caballo, con el público ya entregado. Muy toreadas fueron las chicuelinas del quite, pero lo distraído del animal arruinó el remate. Solo un inicio de faena por estatuarios, macizo y puro, fue lo que pudo dejar Roca Rey, porque se lastimó el toro una mano y no pudo hacer otra cosa que matarlo de una gran estocada. Incluso se le pidió una oreja, pero sólo hubo una ovación que Andrés saludó desde el callejón.
El cuarto, de expresión más seria, tuvo más calidad que ritmo en las verónicas que propuso Manzanares con empaque y vertical suavidad. Mínimo fue el castigo en el penco para preservar la condición del de Victoriano. Y fue un gran toro en la muleta, pero hubo que rascarle el fondo, y para eso estaba Manzanares. Tu o paciencia para no ligar lo desde el inicio, para construir a base de un par de muletazos y salir de la cara. Hasta que le metió la diestra en el morro, trazó a dos dedos del belfo y se enroscó la embestida hasta que ya no Hu o cadera. Ahí rompió la faena, que fue de suavidad, de mimo ante la entrega del animal, una vez encauzado su caudal de bravura. Sobresalió una tanda de vuelo zurdo, en el epílogo, viajando los muletazos hacia las tablas y concluyendo con un cambio de mano sobrenatural. La estocada, recibiendo, fulminante. Dos orejas sin mayor discusión.
Fulgurante fue el saludo de Roca Rey al quinto, con una larga cambiada de rodillas en el tercio y un ramillete de verónicas de gran entrega que remató casi en los medios con una serpentina. Al rwla ce se picó al animal, que permanecía montado y sin demasiada entrega cuando le ejecutó Andrés las gaoneras del quite. Con cambiados de mucha quietud inició Andrés una faena muy larga, con el animal distrayéndose constantemente hasta que lo metió en cintura a base de autoridad. Faena de raza, de búsqueda del triunfo para no dejarse ganar la pelea. Toreo de rodillas, con entregado embroque, manoletinas ajustadísimas y un final por luquecinas que terminó de calar en un tendido enardecido. Media estocada y descabello sirvieron para ponerle en la mano las dos orejas.
El sexto le desparramó la vista un par de veces a Álvaro García con el capote, tal vez por la iluminación artificial. Luego se fue a empujar en una vara dura en el jaco. Con la muleta le costó a Álvaro serenar se un poco, y comenzó la faena acelerado, con prisa. Hasta que le echó los vuelos con la zurda y se vio el redondeo del animal, de mansito, pero muy aprovechable. Fue la faena, sin embargo, de raza y de disposición, con las carencias propias de haber toreado poco. Un pinchazo y una estocada, con un atasco en el descabello mientras sonaban dos avisos, dejaron el premio en ovación al paisano.
Ficha del Festejo
Plaza de toros de San Sebastián de los Reyes (Madrid). Última de feria. Corrida de toros.Casi tres cuartos de entrada. Toros de Victoriano del Río. De le ta embestida y gran temple el buen primero. Noble y obediente pero descompuesto tras los embroques el segundo. De buena clase y noble ademán hasta que se lastimó el tercero. De gran entrega y brava arrancada el buen cuarto. Áspero pero obediente el desclasado quinto. Mansito con buen son el sexto . José María Manzanares: Oreja y dos orejas. Roca Rey: Ovación y dos orejas. Álvaro García, que tomaba la alternativa: Oreja y ovación.