En el ecuador de la feria, la corrida de La Cultura, desafío ganadero y mano a mano, fue dominada por Alcurrucén con un bravo que protagonizó con El Juli una faena de historia no bien rematada.
Efectivamente, promediando la corrida ocurrió lo más rontundo de lo que va en este San Isidro. Soplaba el viento y saltó el tercero “Licenciado”, 530 kilos, número 122 de Alcurrucén, cuatreño, acucharado, colorado, que desató protestas. Lució pequeño por comparación. Era bajo. Y pareció dar la razón porque demás de suelto en las primeras citas de los flameantes capotes, no fue aguerrido en varas, ni en banderillas. Pero El Juli, a veinte años de su alternativa (dentro de cuatro meses), doblando la rodilla le ofreció la muleta con delicadeza cortesana y le comunicó en seis mensajes muy bajos, claros y congruentes quien estaba al mando. Concluyendo con una trinchera y por supuesto con la firma.
En los medios la faena se redactó con hermosa caligrafía sobre la misma arena, por una muleta que arrastraba llevando tras de sí, templada, trazada y largamente los viajes en redondo. El colorado sometido la seguía con fijeza y humillación hasta el fondo, hacía el avión y la retomaba. Cinco veces encadenadas y el de pecho. Y otras cinco y el triple remate. Madrid, que le ha costado, lagrimas y sangre, que le ha cuestionado tanto, que tanto le ha negado, se le rindió. Cuando sucedieron los ocho naturales igualmente profundos, alguno formidable, la pasión del toreo había subido desde el ruedo por las gradas y quitado el gobierno a la razón. Ole y ole. Los cambios de mano, los ayudados, las trincherillas y los recortes puntuaban los párrafos. El discurso tenía muchos acentos; codicia, franqueza y fondo del alcurrucén y la contundencia, autoridad y fervor con que se le dictaba. Un epílogo de izquierda, una cuidadosa igualada y ad portas de conseguirlo todo, el matador se atracó de toro, puso la espada trasera e incompleta, debiendo recurrir al descabello. Una oreja muy exigida. Hemos sabido siempre qué torero es El Juli, pero que Las Ventas le hubiesen abierto de nuevo la puerta mayor al toreo que hizo esta tarde hubiese sido una justa manera de saldar cuentas viejas y celebrar dos décadas.
Hizo otras cosas relevantes. Alternó lucido a la chicuelina en quites simulados con Ginés ante el primero, y le hizo otro real a José María Soler cuando tras un gran par al quinto, no llegaba al burladero, y casi prendido, su muleta se lo sacó del cuerpo con un oportuno natural. Porfiando contra viento, antijulis y la sosería del primero, pinchó, estoqueó desprendido y recibió palmas. Con el quinto, que se invalidó durante la lidia quiso, pero debió abreviar. La gente le obligó a saludar quizás como un bis a lo mucho que le aplaudió en el tercero. Quizás por el espadazo sin puntilla que le recetó.
Gines Marín, llegó a este mano a mano por decisión (¿capricho?) de la empresa, pero quizá no con suficientes pergaminos. Bueno, si de lo que se trataba era de proyectarlo, hay otras maneras más proporcionadas. Esta apuesta quizá fue muy ambiciosa y el contraste maestría-novelería muy evidente. Dos veces volteado con peligro por falta de mando y sitio. Con un toreo cauto, distante, frío y movido su presentación en conjunto fue opaca y acaso insuficiente con el encastado y voluminoso cinqueño de Victoriano que cerró la corrida. Era codicioso, poderoso, grande y le quedó grande. Lo pinchó le clavó una estocada ida, ineficaz y le descabelló sin pena ni gloria. Que la tuvo al frente. Al segundo también pincho y estocada, con el cuarto ídem, pero desprendida.
Don Íñigo Méndez de Vigo, ministro de Cultura y uno de los muchos notables asistentes dijo de salida. “Me alegra el triunfo de dos toreros modestos el banderillero de El Juli (José María Soler) y el picador de Ginés (Agustin Navarro)”. Cierto. Ambos bien ovacionados.
FICHA DE LA CORRIDA
Madrid. Jueves 24 de mayo 2018. Plaza de Las Ventas. 17ª de San Isidro. Nubes y gotas y viento. Lleno total. Toros de Victoriano del Río 1º y 6º, Alcurrucén, 2º y 3º, Garcigrande 4º y Domingo Hernández5º. Diversos de presencia y juego. Bravo y a más el 3º ovacionado en el arrastre.
El Juli, Palmas, oreja y saludo.
Ginés Marín, silencio y silencio.
Incidencias: Saludó José Soler tras parear el 5º. Ovacionado el picador Agustín Navarro, en el 6º.