Redacción: Tomás Mondragón Ortiz
Medellín – Colombia. La terna de valientes que abrió la temporada Taurina en la capital antioqueña, dejo marcadas explícitas evoluciones en sus tauromaquias, los de Juan Bernardo, fueron variados en pintas y presentación, tres de ellos aplaudidos de salida por su trapío, uno muy encastado, y varios con finales en losnwie acusaron justa raza y poca fuerza.
Los aficionados que ocuparon los tres cuartos de la plaza de toros la Macarena, también mostraron una evolución, muchos jóvenes asistieron y disfrutaron de momentos importantes de los protagonistas.
Castella no tuvo suerte con su lote, pero ello no fue impedimento para que el francés se mostrará nuevamente como un torero que busca y rebusca, ese tocar las teclas en profesional y no salir nunca a simplemente cumplir.
Le duró poco su primero, al que le instrumentó verónicas de mucho temple, conduciendo s los medios a un astado que iba humillado y con clase.
Peleó con la cara arriba y mostró poco fuerza, anduvo distraído en el tercio de banderillas donde galopó.
Estatuarios, pasándoselo por alto, no duró y comenzó a tener meno recorrido, hasta tres toques en tuvo que hacer el francés en el recorrido la pasé para que el toro terminará de pasar.
Terminó rajado y defendiéndose sin presentar opciones para el torero galo.
Le dañaron su segundo en el burladero, con remate que estropeó el piton, el de reserva fue de La Torre, ejemplar que presentó problemas motrices en sus remos traseros, no habían más toros, y el ejemplar se empleaba con recorrido y son, Castella lo brindó, lo toreo, le mandó y le consintió, le acompañó con su cintura y sus manos. Dejo buenas tandas por ambos pitones y le mandó templado en todo momento. Tenía las orejas, pero la espada y los descabellos le impidieron el corte de los apéndices.
Ritter se reencontró con su plaza y con su tauromaquia. Sorprendió a muchos y agrado a todos.
Tuvo mucha predisposición y entusiasmo, el mismo que fue recompensado con un ejemplar alegre de salida, que remató en todos los burladeros. Verónicas templadas le llevaron a los medios.
Las chicuelinas al paso fueron ovacionadas.
El toro se arrancó de largo para recibir una buena y medida vara de Reinairo Bulla.
Continuó variado en el capote con las calecerinas, que terminaron de convencer a la parroquia.
Saludó en banderillas Carlos Rodriguez.
El toro tenía casta, pero poca fuerza, le administró muy bien el antiqueño las virtudes y defectos, estuvo con sitio y temple por ambos pitones, suaves recorridos y toques, ninguno a destiempo, para que se arrancará una y otra vez el pronto ejemplar, que tomó con clase las tandas cortas y muy sentidas, acompañadas de largos oles!
El toro se apagó y antes del arrimón, decidió irse por la espada. Corto la oreja y se mostró feliz en su vuelta.
Su segundo fue un ejemplar más incierto, que no terminaba de pasar, de embestir y de humillar, caminaba más que galopar y tardaba mucho en las arrancadas, cambio las distancias, los terrenos, de pitón y de tiempos, se mostró placeado y como una montera superior a su antagonista. Apresuró la espada, y pinchó, cerrándose, infortunadamente la puerta grande.
Entregado y variado se anduvo el peruano con el tercero bis, un alegre toro negro que fue subiendo en emoción y desempeño.
Larga cambiada, verónicas de mano baja, chicuelinas y calecerinas metieron al público en el bolsillo de su chaquetilla.
Mandón y expresivo, naturales muy largos.
Derechazos largos y profundos, con leve hondura pero con gran temple y mando. Faena con trámites eléctricos y templados, de efervescencia y reposo, de suavidad y finura, alternada con notas de improvisación y arrojo, que nunca perdieron el temple. El toro iba y volvía, sacando raza y casta para sobreponerse a su justa fuerza, en los largos y mandones muletazos. Asomaron pañuelos de indulto, la espada de quedó enredada en su mano y planteó una especie de mete y medio saca. Castigado por donde Usía ante la mayoritaria petición del público, inexplicablemente no le vieron nada al toro para premiarle con una justa vuelta al ruedo.
En su segundo, poco se ofrecieron, en recorrido o en deseos, poca codicia y transmisión impidieron estructurar una faena, que tuvo solamente detalles de un profesional que sigue con el deseo de conquistar el mundo, ahora con un toreo con notas más clásicas.