Redacción: Juan Pablo Garzón Vásquez – Diario Occidente
Desde muy niño Andrés ha tenido el toro de lidia en su oído y mente, en su entorno familiar lo respira por quehacer e incluso sus juegos de infante tuvieron siempre que ver con este místico arte.
Cali – Colombia. Andrés Roca Rey es a la fecha una institución, su legado e historia pareciera un cuento de héroes, su corta edad no reflejaría todo lo escrito, nació creo con una estrella grande, como todos en este universo, pero el Limeño convencido y sin perjuicios a superado las adversidades, ha entregado su potencial y como lo dice la Biblia Católica, ha duplicado los “talentos”. En nuestros conceptos culturales se habla de “destinos”, se acuña frases como por ejemplo “nació para eso”, “que suerte tiene”, “le ligo” y podría seguir enumerando muchas, pero contradictorio a estos paradigmas, la realidad está plasmada en una sola palabra “Decisión”… No es una demagogia estas afirmaciones, en el fascinante mundo del toro se acuña frases muy célebres cuando los toreros se quedan cortos en sus comparecencias, todos las hemos usado y puedo citar la más típica “le falta querer ser”, pues sí, eso se dice habitualmente cuando las oportunidades para los artistas del ruedo aparecen y no se aprovechan, pero en el caso del Matador Peruano es todo lo contrario.
Caminemos por la vida de Andrés Roca Rey y vayamos a su infancia, con tan solo siete años de edad recibe un detalle anhelado, el ganadero de reses de lidia Rafael Puga le permite lidiar con percal y pañosa una becerra de su hierro, el regalo se hizo con el ánimo de conmemorar su cumpleaños y desde ese preciso momento empezó a dejar visos de luz de su buen torear, expresión que hoy gozamos. Camino varios años en la tierra Inca, tentaderos, presentaciones ocasionales y mucho toreo de salón y vino un hecho memorable: el Festival Señor de los Milagros de 2007, donde se vio anunciado al lado de Víctor Méndez, Vicente Barrera, Eduardo Gallo, David Galván y su hermano Fernando Roca Rey, pues ese 4 de noviembre salió a hombros luego de desorejar su becerro. Luego de tan profundo logro a su corta edad viaja a México, donde continúo cosechando esperanzas y sin lugar a dudas también desilusiones, pues todo no es color de rosa. En el país manito participó en el primer concurso mundial de escuelas taurinas en 2008 y en la segunda edición del mismo certamen en 2010, resultando triunfador en ambas ocasiones. Los dos años recibió el trofeo como triunfador absoluto del concurso, además de recoger en el último año de su participación el Trofeo al Mejor Toreo de Capote.
El Torero de Lima en 2011 emprende aventura hacia la península ibérica, allí llega a la Escuela Taurina de Badajoz donde recibe las orientaciones del Maestro José Antonio Campuzano, trabaja campo, depura técnica, conoce más del toro, su mente se profundiza y al lado de su mentor empieza a caminar el mundo taurino, viajan a nuestro país, participan del certamen novilleril de Manizales Toros y Ciudad, se ganan el cupo para la novillada de feria y se enruta al camino de los triunfos. Luego de una brillante carrera novilleril, donde logró abrir la puerta grande de las primeras plazas del mundo, entre ellas Las Ventas de Madrid, La Maestranza de Sevilla, Vista Alegre de Bilbao, se hace Matador de Toros en Nimes (Francia) y en su propio doctorado sale a hombros con sus padrinos Enrique Ponce y Juan Bautista Jalabert.
Hoy a sus 21 años de edad goza del honor de ser Figura, su condición humana sigue igual que siempre, su postura de señorío lo sigue llevando lejos, eso dice mucho de este gran Torero, ese Espada peruano que en su tierra ha sido llamado “Rey”, no por su apellido, sino por su dimensión artística y humana. Cali lo verá esta tarde de nuevo y seguro que la historia será de gloria.