ÚLTIMA CALI: LIBERTAD Y MANSEDUMBRE

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1989

Redacción: Jorge Arturo Díaz Reyes – Cronicatoro.com – Web Aliada – Foto: Julián Velasco

Precedida por una sentida manifestación en defensa de la libertad, corrida de seis toreros y siete mansos. El cartagenero César Manotas corta una oreja, De los Ríos recibe ovación y dos toros, se van vivos con tres avisos.

Cali – Colombia. Los muy santacolomeños de Punta Umbría, bien presentados y parejos, vinieron en tipo. Aunque con más pinta ibarreña que saltillera. Negros, menos un cárdeno muy oscuro. Negados, desentendidos, rajados, huidos, blandos, defensivos y algunos orientados. Los elementos del desastre. Hicieron recordar con añoranza la dorada época sesentera de su ganadería madre, Vistahermosa, preferida entonces de Camino, El Viti, Palomo y otras figuras. Cómo nos cambia la vida.

El murciano Emilio Serna, le tiró a los primeros abantos viajes, dos largas de rodillas, tres verónicas, cuatro lances a dos manos y una media incompleta. Después, todo se derrumbó. La estocada total, habilidosa firmó el anticipo de lo que se venía.

Andrés de los Ríos, dio con el segundo manso, flojo, que cayó repetidamente. El manizaleño le plantó su lineal figura con intenciones puras, naufragadas en un magma de sosería. La espada trasera tardó hasta el aviso y la ovación al esfuerzo.

Ricardo Rivera, faroleó de rodillas y alcanzo a ligar la mejor tanda derecha de la tarde. No más. El negro renunció irrevocablemente. Estoconazo inocuo, metisaca, pinchazo, y tres avisos. Quiso borrar con el regalo. De rodillas, pero ni así. Nada pudo contra los blandeo, derrotes, escapadas y el desarme que cayó la música incongruente. El volapié fue lo mejor.

César Manotas, lanceó sin brillo, pero su picador Torres colocó la vara de la corrida y su banderillero “El Piña” se desmonteró. A fuerza de corazón arrancó dos tandas de a cuatro por cada lado, en las que su vehemencia tapaba la desgana solemne del toro. De ahí en adelante fue capturar fugas y fugas. Mató bien y ganó la única milagrosa oreja.

El de Villapinzón, Leandro de Andalucía, estrelló su vocación de torero fino contra un mulo, que obligó el quite a cuerpo limpio de Franco Salcedo (digno de placa), cuando el banderillero Carlos Garrido, a merced contra las tablas estuvo a punto de ser corneado. Luego levantó al matador que se salvó por los pelos. Resistido a los toques, iba, cuando iba, buscando el bulto. Se tragó el espadazo delantero y se aguantó los tres avisos antes de echarse.

Franco Salcedo, caleño, se fue a portagayola con fe de carbonero. Pero cuando no se puede no se puede. Una indiferencia solo interrumpida para ir al cuerpo y desarmar. El resto, huir y huir y no igualar hasta ser cazado sobre la marcha con fierrazo completo.

El espectáculo, incluido el prólogo por la fiesta duró tres horas cuarenta minutos. Pero había tal fervor taurino en la concurrencia que nadie salió disgustado. Aunque sí admirados muchos por tal ausencia de bravura en un solo encierro.

Ficha de la Corrida

Cali. Domingo 12 de noviembre. 3ª de Toros para todos. Plaza de Cañaveralejo. Más de tres cuartos de entrada. Toros de Punta Umbría, en tipo de la ganadería, mansos y flojos. Emilio Serna, silencio. Andrés de los Ríos, saludó tras aviso. Ricardo Rivera, silencio tras tres avisos y palmas en el regalo. César Manotas, oreja. Leandro de Andalucía, silencio tras tres aviso. Franco Salcedo, silencio. Incidencias: “El Piña” saludó tras parear al 4º.

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